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Aquellos que nos agrupamos por tener idéntica 'tena' como denominador común, muchos de los numeradores corren la misma suerte. En su día fuimos niños, luego adolescentes y claro, la correlación de experiencias es equivalente a una suma en algunas recordadas con especial cariño, otras traumáticas pero nunca indiferentes porque precisamente la edad –la niñez y la adolescencia- son, por ejemplarizar, como cuando siembras un árbol: de hacerlo con esmero, cariño, cuidado, recto y con un seguimiento especial, sin obsesiones, o por el contrario lo llevas a cabo en cualquier lugar… pero utilizas las mismas semillas, esperas a que crezca y, como dicen por estos lares, 'si nace con barba San José, de los contrario la Purísima Concepción'.

Exageraciones aparte, en todos los órdenes de esta vida debería imperar el término medio, lo justo, ni helado pero tampoco hirviendo, fumar un paquete de tabaco diario, beber vino en las comidas y otras que también pueden llevar a tomar asiento en la consulta del psicólogo por desarrollar una enfermedad clasificada como TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), es decir Internet…

Muchos de los que hoy en día con un poco de suerte peinan canas, otros ni tan siquiera flequillo, que pertenecemos al grupo 'tena', apartado 'cincuenTENA' coincidimos al apreciar que la nuestra fue una generación -y lo decimos con especial cariño- en la que sufrimos una educación sobradamente protectora y como padres hemos sido sometidos por nuestros hijos a no repetir lo que entendimos antaño como errores de nuestros progenitores.

No se trata de poner en entredicho la educación recibida por nuestros padres, que suficiente trabajo tenían los dos para sacar a la familia de circunstancias sencillas. Los tres sentimos orgullo y somos orgullosos de los dos, padre y madre (QEPD) cada uno desempeñando un rol diferente pero sólido, complementado y sin fisuras, entre hábitos y bienes y, aunque suene a caduco, trasnochado, antiguo y fuera de uso, con un sentimiento del concepto de valores como el de familia como pilar básico del engranaje vital. La experiencia, esa que hace referencia a la 'tena', ha acabado dándoles la razón.

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Pero bueno, después de enjabonar hay que afeitar, ¿No? Sin ánimo de producir cortes ya innecesarios, fuimos una generación, entendemos por un celo y amor hacía nosotros sus hijos, especialmente sobreprotector. Recordamos con cariño aquellos mensajes con repetición que luego repicaba en la cabeza cada paso que marcaba nuestro camino. Nos referimos a los 'no hables con extraños ni aceptéis caramelos', 'si ves dos personas que se pelean, cámbiate de acera', 'prohibido entrar en ese bar con nombre de comunidad española porque corre el caballo más que en La Zarzuela y además, sólo van personas con la misma inclinación sexual', ya en fiestas patronales, 'ojo con los caballos que son imprevisibles', 'los fuegos artificiales son peligrosos…' advertencias que luego llegas a entender que sólo buscaban proteger ante situaciones que sólo tenían lugar en un determinado punto de nuestra mente, La 'tena', la 'cincuenTENA' se ha encargado de filtrar el temer por el disfrutar y nos queda el fondo de su mensaje: 'miedo no, respeto sí'.

Sea pues esta columna un pequeño homenaje al amor desmedido y de protección de nuestros queridos, amados e inolvidables padres que ya moran juntos para siempre en la eternidad. Por cierto, si os fuera concedida la posibilidad de leer esta columna, estar tranquilos que 'esquivaremos sin problemas a 'La mano que aprieta 'y también a 'Padilla' y no, tampoco hay quien va jugando al fútbol con las bolsas de basura. Quién pudiera revivir estas ¿exageraciones?... en fin…

Os queremos.

Carmen, Tere y Rafa.