TW
0

Los voluntarios de s´Illa del Rei, habíamos programado con antelación una excursión a la finca de Mongofre Nou. El pasado sábado día 3, a las 10 horas p.m., punto de encuentro en la explanada de la antigua Estación Marítima, para agrupar en lo posible las personas, para optimizar el traslado a dicha finca, con el mínimo de coches.

El tiempo atmosférico a estas horas era para abortar la excursión, consulta pertinente sobre la marcha…diversidad de opiniones, pero, decidimos emprender el camino a la zona de Favaritx. Vatuadell cent llamps, la caravana pasó de largo en vez entrar en los terrenos de la finca, llegando hasta la entrada de la antigua batería de Favaritx, despiste que sirvió para tomárnoslo con sentido del humor, por supuesto cachondeo incluido.

Cuando nos adentrábamos en el camino correcto, la visión fue espectacular, a ambos lados pudimos contemplar las antiguas salinas de Addaia y Mongofre, una de las zonas húmedas de gran interés naturalista situadas dentro de los límites del parque, a la izquierda de esta carretera, mirando en dirección al mar, están las salinas más antiguas las de «Addaia» que son también las mayores, y a la derecha están las salinas de Mongofra. Las aguas de estas zonas húmedas, sobre todo las de las salinas de Addaia, tienen una elevada salinidad porque reciben importantes aportes de agua de mar que filtra a través de una restinga que las separa del puerto de Addaia. A pesar de su extensión, la profundidad de las aguas es muy pequeña y por este motivo esta zona húmeda se deseca completamente casi todos los veranos, cuando la evaporación supera los aportes de agua marina y no llega agua de lluvia. Campando a sus anchas, unas pequeñas garzas, patos, gaviotas, etcétera.

Llegamos a las casas señoriales, explicación pertinente de nuestro guía de plantilla y a recorrer el interior. Me viene a la memoria las veces que había estado hace años, cuando el doctor Fernando Rubió i Tuduri organizaba en época veraniega, las cenas multitudinarias, a su fiel mayordomo Román Bustamante Pons, encargándose de cualquier pequeño detalle, para que resultaran un éxito.

En el interior hay una foto del barco Addaya, navegando, pero lo recuerdo en mi infancia verlo amarrado frente al club Marítimo de Mahón; cuando paseaba con mi padre, las xarradetas habitualescon dos de sus empleados, su cocinero Fiol y el mecánico Amantegui. Una figura que ha cambiado de ubicación es el león disecado, que don Fernando lo tenía a los pies de su cama, que según me comentan lo usaba para depositar su batín, cuando se iba a la cama.

Después del interesante recorrido interior, salida al exterior ya que lucía un sol radiante, pudiendo contemplar las preciosas vistas desde la finca.

Como colofón, un refrigerio con productos menorquines, gentileza del actual inquilino, el empresario Dimitri Sturdza, organizado por Melanie…dimos las gracias de todo corazón, por habernos acogido en este idílico paraje de Menorca.