Con Fe y esperando en el Cementerio

Desde mi infancia he podido contemplarlas, en aquella época ya me parecían impresionantes y gracias a «mister wikipedia» podemos ver como diversos escultores de todos los tiempos, han esculpido las dos, o sea, Fe y Esperanza, como son F. Moratilla (Roma), M.Tolsá (México), Donatelo (Italiano), etcétera.

Para los creyentes, en los que me incluyo, la escultura religiosa la Fe tiene una serie de puntos comunes en casi todas las religiones existentes y también desencuentros, es, pues la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Cuando visito el nicho donde están enterrados los restos de mis queridos padres, mi fe interior me tranquiliza sabiendo que están en otra vida que no se ve.

Vatuadell cent llamps, la Esperanza del Cementerio nuestro, sigue con el velo, pero, le falta un ornamento muy importante, la cruz, recuerdo que desde hace muchos meses, había un cartel informativo, que la estaban restaurando...seguimos con la misma situación, para mi penosa, estamos hablando de una escultura patrimonio de todos los mahoneses, no quiero ser mal pensado, pero me huelo a dejadez por parte de los mandatarios de Dalt la Sala, es de suponer que algún regidor, en mas de una ocasión ha tenido que asistir algún acto fúnebre...por cierto, este año a pesar de no celebrar las fiestas patronales de la Mare de Déu de Gràcia, han encalado como cada año...¡Bien!

Apreciado lector, es curioso lo que pasa con las cruces, recuerdo que hace años denunciamos en esta sección del «Es Diari» que la cruz del monumento en memoria de la antigua Iglesia de Sant Pere, ubicada en el parque Rochina, en la cuesta de la Pescadería de Mahón, unos energúmenos intentaron cargársela, sin conseguirlo, un acto de intolerancia, mas bien de barbarie más propio de una mentalidad retrógrada y carente de cualquier amago de cultura y moralidad.

Recomiendo al regidor responsable de cementerios, de nuestro municipio, se interese por la cruz, ver como está su restauración y de una vez por todas la Esperanza, no pierda la esperanza, valga la redundancia, de poderla enseñar a los asiduos al «campo santo».