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Las vidas que no viví, la nueva novela de la escritora y viajera maño-menorquina Patricia Almarcegui, está compuesta por un jardín de historias que tienen como personajes principales a Anna y Pari, dos mujeres que se encuentran en Ciutadella y nos cuentan algunas intimidades.

No son las únicas protagonistas. El libro es un lugar encantando por el que pasean familias que veranean en la Isla, campesinos de Irán, ocupantes de un hotel de Torrepetxina, un huerto en el que se plantan también relatos históricos sobre Menorca e Irán

Esta obra breve y fragmentaria comienza con el naufragio del Général Chanzy el 10 de febrero de 1910 en la costa norte de Ciutadella y la afortunada y valiente decisión de Marcel Bodez, el único superviviente, de saltar al rugiente mar en la oscuridad de la noche. De ahí saltaremos enseguida a nuestra época para seguir la historia de una mujer embarazada que ha decidido dejar su vida en Barcelona para regresar al hotel, ahora abandonado, que abrieron sus padres en Torrepetxina.

Por ese edificio pasarán también inmigrantes llegados desde Irán, mujeres que escapan de destinos marcados por sus familias, personas que forjaron amistades con viajeras de Menorca, o gentes de paso que hacen escala en la Isla en un largo y accidentado viaje desde las tierras de la antigua Persia con destino final en Bélgica.

En Las vidas que no viví habitan también jardines y huertos, confesiones muy íntimas, aventuras de migrantes, recuerdos de los antepasados, sueños y esperanzas de mujeres que van a dar a luz. Vidas vividas y vidas por vivir. El sol veraniego de Ciutadella y la luz exótica de Irán. El desierto ancestral y las playas menorquinas. El azafrán y el viento del sur.

Las vidas que no viví

Patricia Almarcegui

Editorial Candaya

139 páginas