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La libertad de expresión es un derecho fundamental de las democracias que desgraciadamente casi siempre está amenazado, ahora y en el pasado. Los extremos del arco político y las organizaciones religiosas son quienes con más frecuencia suelen querer usar la censura para imponer sus dogmas, a menudo de la manera más ridícula. Pero, en realidad, nadie está libre del pecado de tratar de imponer su “realidad”. Reseñamos aquí dos libros, escritos por dos grandes maestros fuera de toda sospecha, que defienden sin ambages la necesidad de un discurso libre y veraz. Se trata de Los lenguajes de la verdad, de Salman Rushdie, y El escritor y la política. Ensayos escogidos, de George Orwell.

El libro del autor de “Hijos de la medianoche” va más allá y trata también de la importancia de la ficción para acercarse a la realidad. “Estoy convencido de que los libros y las historias de las que nos enamoramos -afirma- nos hacen quienes somos, o bien, para no hacer afirmaciones demasiado grandilocuentes, que el acto de enamorarse de un libro o de una historia nos cambia de alguna forma, y que esa historia que amamos se convierte en parte de nuestra imagen del mundo, en parte de nuestra forma de entender las cosas y formular juicios y tomar decisiones en nuestras existencias diarias”.

Buen conocedor de la tradición de las grandes epopeyas indias, Rushdie (Bombay, 1947) defiende con fervor la literatura fantástica y asegura que “a pesar de su cargamento de monstruos y magia” cuenta toda la verdad sobre la naturaleza humana. Señala que “aunque las alfombras no vuelan y las brujas en casa de jengibre no existen, al mismo tiempo son ‘reales’, porque tratan de cosas reales: el amor, el odio, el miedo, el poder, la valentía, la cobardía, la muerte”.

Dividido en cuatro partes, Los lenguajes de la verdad es un libro recopilatorio que reúne artículos diversos, muchos de ellos de temas literarios. La tercera parte está dedicada a contar su trágica experiencia personal, perseguido a muerte por los radicales islamistas tras escribir “Los versos satánicos” y recientemente objeto de un atentado, posterior a la escritura de la obra que comentamos.

Como es evidente, Rushdie mantiene una firme postura en defensa de la libertad de expresión. “Son tiempos difíciles -dice- para los que creemos en el derecho de los artistas, los intelectuales y los ciudadanos de a pie de traspasar los límites y arriesgarse y, a veces, cambiar la forma de ver el mundo. No queda otra que seguir recalcando la importancia de este tipo de coraje e intentar asegurarnos de que estos individuos oprimidos -Ai Weiwei, Pussy Riot, Roberto Saviano, Hamza Kashgari y muchos más -sean vistos como lo que son: hombres y mujeres a la vanguardia de la libertad”.

Si Rushdie ha sufrido en sus carnes la persecución fundamentalista, no se puede decir que George Orwell (1903-1950) tuviera una vida plácida. Seguramente vivió en una de las peores épocas de la historia y su compromiso político se vio emparedado entre dos totalitarismos: el nazismo y el comunismo estalinista. Además, se unió a las milicias republicanas para luchar en la guerra civil española. Tras ser herido en Teruel, se vio obligado a huir de Barcelona cuando los comunistas respaldados por la Unión Soviética intentaron eliminar a los disidentes socialistas revolucionarios. Esa experiencia límite la plasmó en su libro “Homenaje a Cataluña” (1938).

El escritor y la política es una selección de ensayos en la que el lúcido autor británico, nacido en India, examina la compleja relación de los escritores y los periodistas con la política y el compromiso político.

“La guerra de España y otros sucesos de 1936-1937 -afirma Orwell en uno de sus escritos- inclinaron la balanza, y desde entonces sé cual es mi posición. Cada renglón de mis textos serios desde 1936 ha sido escrito, directa o indirectamente, contra el totalitarismo y a favor del socialismo democrático, tal como lo entiendo. En una época como la nuestra, me parece absurdo que uno puede escribir eludiendo tales asuntos”.

El autor de “Rebelión en la granja” y “1984” sostiene que la buena literatura y el periodismo solo pueden subsistir en un ambiente de libertad política y de expresión.

Orwell falleció en 1950 pero algunas de sus aseveraciones parecen ser escritas hoy mismo: “Lo que me sorprende cada vez más, como sorprende a muchas otras personas, es la ferocidad y la deshonestidad extraordinarias de la controversia política en nuestro tiempo. No me refiero simplemente a que las disputas sean enconadas, pues han de serlo cuando se trata de asuntos serios, sino a lo siguiente: casi todo el mundo parece pensar que el oponente no merece ser escuchado con justicia, o que la verdad objetiva no importa cuando ignorarla te permite anotarte un tanto en el debate”.

Otro buen aliciente para leer estos dos libros es la sensación que tendrá el lector de estar escuchando los pensamientos de dos mentes privilegiadas.

Los lenguajes de la verdad

Salman Rushdie

Traducción de Javier Calvo y Aurora Echevarría

Editorial Seix Barral

490 páginas

El escritor y la política. Ensayos escogidos

George Orwell

Traducción Roberto Ramos Fontecoba

Editorial Página indómita

121 páginas