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Amitav Ghosh (Calcuta, 1956), novelista y escritor indio afincado en Estados Unidos, hace una defensa razonada del vitalismo o animismo en su ensayo La maldición de la nuez moscada, cuyo subtítulo es “Parábolas de un planeta en crisis”.

El libro comienza con la historia de la masacre genocida que cometieron los soldados holandeses en la isla de Lontor, en el archipiélago de las Molucas, para asegurar a la Compañía de las Indias Orientales el control del comercio de nuez moscada. Sucedió en el año 1621 cuando el precio de aquella especia estaba disparado, más que por su utilidad por constituir un símbolo de lujo y riqueza.

Los holandeses exigieron a los isleños que les vendieran a ellos en exclusiva toda la producción de nuez moscada. Ante la negativa, los europeos forzaron a toda la población de Lontor a abandonar la isla y exterminaron a casi todos los que se resistieron.

De este ejemplo de colonialismo criminal, el autor pasa a recordar otros episodios históricos en que los nativos norteamericanos fueron perseguidos, acosados y reducidos (a menudo con el exterminio de buena parte de su población) por el hombre blanco con el fin de obtener recursos y beneficios.

Para Ghosh hay un claro contraste entre la visión del territorio de los occidentales con la de los indígenas. Mientras que para los primeros la naturaleza solo existe como un recurso para los humanos lo utilicemos, los segundos tienen una visión en que montañas, árboles, ríos y otros accidentes están cargados de significados y tienen espíritu.

En La maldición de la nuez moscada, el autor señala que la perspectiva liberal y mecanicista de considerar la naturaleza como algo que debe ser explotado nos ha llevado a la actual situación de desajuste climático y un calentamiento global cuyas consecuencias pueden ser muy negativas para algunos pueblos que no han sido precisamente quienes han contribuido a la emisión de gases a la atmósfera.

Gosh afirma que la visión del mundo de muchos indígenas está muy cerca de la Teoría de Gaia de James Lovelook, según la cual Nuestra Tierra funciona como si fuera un ente vivo en el que todas las partes están relacionadas entre sí.

Critica el autor, la “ciencia dominante que tiene una larga historia de refuerzo del militarismo y el colonialismo y que en términos generales tiende a producir resultados que favorecen a las clases y naciones dominantes del mundo”. En contraposición aboga por una política vitalista y de resistencia para proteger a “todo el espectro de familiares no humanos, incluidos ríos, montañas, animales y los espíritus de la tierra”.

“En su simplicidad y su fuerza – afirma -, la idea de proteger a ‘todos nuestros parientes’ bien puede ser la clave para tener puentes entre personas por todo el mundo. Una señal importante de ello radica en las numerosas y significativas victorias legales que pueblos indígenas han logrado por doquier en los últimos años basándose precisamente en argumentos vitalistas, al subrayar la santidad de montañas, ríos y bosques, y al destacar los lazos de parentesco por los que se hallan unidos los humanos”.

La maldición de la nuez moscada. Parábolas para un planeta en crisis

Amitav Ghosh

Traducción de Noemí Jiménez Fuquet

Editorial Capitán Swing

360 páginas