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La heroína de la novela Renata sin más, de la francesa Catherine Guérard (1929), es una empleada de hogar que un día decide dejar de trabajar por cuenta ajena para ser libre y no tener que someterse a nadie. Su patrona le advierte de que sin trabajo no podrá ganar dinero para poder vivir, pero ella no se deja convencer: “Dinero, solo saben pensar en el dinero, panda de lerdos, de tontos a los que no les gustan la libertad ni los pájaros”.

Renata, no sabemos su nombre, pero ella escoge llamarse así, decide que la única forma de libertad es vagabundear sin rumbo por las calles de París. Se marcha con tres cajas de cartón atadas con cordel que contienen sus pertenencias, principalmente las cartas de un tal Paul y calcetines. No quiere una maleta porque está hecha para transportar cosas de un lugar a otro, no para vagabundear.

En un divertido monólogo de un solo párrafo, puntuado solo con comas y con mayúsculas, nos cuenta sus peripecias repletas de contratiempos y situaciones absurdas. Su primer deseo es sentarse en un banco y escuchar el canto de los pájaros mientras ve pasar a la gente. Pero la cosa no es tan fácil como parece: o no hay bancos, o no hay pájaros, o los bancos están ocupados, o el barrio no le gusta o la lluvia le chafa los planes.

La inocente y a la vez decidida Renata se complica ella misma la vida pues siempre tropieza con alguna norma que se interpone con su libertad. Entonces, para encontrar un lugar que le guste, camina por las calles, mira los escaparates de las tiendas, coge el metro (allí se siente culpable porque no hay pájaros), sube al autobús, y no deja de encontrar motivos de pelea con las personas que se cruza. Los paquetes que carga con ella son a su vez otra fuente de problemas.

La narradora rehúye a la gente que le pregunta, incluso a aquellos que quieren ayudarle. El interés que algunas personas muestran por ella no le sirve de nada porque ella rechaza cualquier conversación social, en la que, como es normal, los desconocidos se hacen preguntas.

Una de sus ideas al comenzar su deambular es la de comprarse un regalo, pero le cuesta un mundo decidir cuál y se enreda en sus cavilaciones: “Si me compro una percha tendré que comprarme también un ropero para colgar la percha, y luego una casa para meter el ropero, pues sí que me va a salir caro el regalo de libertad, y para colmo dejaría de ser libre porque tendría una casa, y no se es libre cuando se tiene una casa”.

Escrita en 1967, Renata sin más fue seleccionada por el Premio Goncourt y es el segundo libro de Catherine Guérard, una autora misteriosa de la que apenas se sabe nada. Doce años antes había escrito otra novela, Ces princes, que también destacó por su lenguaje y originalidad. Luego, como un meteoro, desapareció de la vida literaria. Quizás, como su Renata, decidió ser libre.

Renata sin más

Catherine Guérard

Traducción Regina López Muñoz

Editorial Tránsito

165 páginas