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En ocasiones hemos hablado de los probióticos y su relación con ciertos trastornos mentales. Y es que sabemos de la influencia de la microbiota (bacterias intestinales) en el cerebro, en la fisiopatología de ciertas enfermedades neurodegenerativas como el Párkinson (Sampson TR et al, 2016) o las demencias, o humorales como la depresión, lo que augura probablemente en el futuro la creación de unos tratamientos con la utilización de ciertos probióticos. Y es que las bacterias intestinales modularían la respuesta genética a nivel cerebral expresando cambios terapéuticos o patológicos que sin ellas no se hubieran manifestado.

En este sentido trajimos el caso («Es Diari» 03-2017) de como la suplementación de la alimentación con una bacteria, el    lactobacillus reuteri (L reuteri), en animales revertió la sintomatología producida por el estrés en ratones de laboratorio (Marin I A et al), dejando caer la idea de que se abría una posibilidad de que los yogures, los probióticos, pudieran mejorar la depresión.

En este sentido, recogiendo lo publicado al respecto en humanos, un metaanálisis más reciente de Nikolova VL et al (J Clin Med. 2021) sobre 7 ensayos clínicos aleatorizados con 404 pacientes demostraron que los probióticos podrían ser útiles para reducir los síntomas depresivos cuando se añaden como complemento a los fármacos antidepresivos, con lo que se abría una nueva línea terapéutica al respecto.

La explicación de esto, como vimos («Es Diari» 26-05-2023), según un estudio de Najaf Amin et al    publicado en JAMA Psychiatry, tendría que ver con el tipo de    microorganismo involucrado y la clase de metabolitos que vierte en el plasma, básicamente relacionados con el metabolismo de la energía o de los lípidos (Clostridiales, phyla, Proteobacteria, Pseudomonadota, Bacteroidetes/Bacteroidota...), algo que, al parecer, estaría implicado con la síntesis de importantes neurotransmisores.

Por otro lado, es de todos los médicos conocido que alrededor del 60% de las personas con trastornos depresivos no responden de manera adecuada a los tratamientos farmacológicos y aproximadamente un tercio de éstos continúa con sus síntomas a pesar del tratamiento adicional.

Un poco por esto traemos aquí este estudio de Nikolova et al publicado hace pocos días en JAMA Psychiatry y realizado en 50 pacientes adultos (18 a 55 años, 80% mujeres) de un centro de Londres (Reino Unido) entre septiembre de 2019 y mayo de 2022 con el diagnóstico de depresión y una puntuación superior a 13 en la Escala de Calificación de Depresión de Hamilton (HAMD-17), que tomaban medicamentos antidepresivos, pero que tenían una respuesta incompleta a los mismos.

Todos ellos estaban tomando un antidepresivo con una dosis estable durante 6 semanas y fueron asignados al azar a tomar 4 cápsulas diarias de probióticos o un placebo equivalente.

El probiótico multicepa utilizado (8 mil millones de unidades formadoras de colonias por día) contenía 14 cepas de microorganismos** seleccionados según su evidencia en efectos antidepresivos y durante 8 semanas y añadidos a la medicación antidepresiva.

El objetivo fue el de proporcionar datos sobre la aceptabilidad, la tolerabilidad y el tamaño del efecto de la intervención de los probióticos como tratamiento complementario para pacientes con depresión que no respondía al tratamiento farmacológico.

2 Los pacientes tuvieron 3 visitas (inicio, semana 4 y semana 8), en las que fueron evaluados según distintas escalas de la ansiedad, la depresión, los eventos adversos y los síntomas gastrointestinales.

En las 8 semanas la adherencia a los probióticos fue del 97,2% y no hubo reacciones adversas graves mejorando a su vez las puntuaciones medias de los diferentes test utilizados en el grupo de los probióticos frente al placebo.

Según esto concluyen que los resultados en la utilización de probióticos como tratamiento complementario para personas con depresión son positivos tanto en la aceptabilidad, la tolerabilidad y como en los resultados clínicos.

Unos resultados que permiten continuar investigando a los probióticos en este campo.​El futuro es esperanzador.

**14 cepas de microorganismos: Bacillus subtilis, Bifidobacterium bifidum, Bifidobacterium breve, Bifidobacterium infantis, Bifidobacterium longum, Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus delbrueckii subsp bulgaricus, Lactobacillus casei, Lactobacillus plantarum, Lactobacillus rhamnosus, Lactobacillus helveticus, Lactobacillus salivarius, Lacto Coccus lactis y Streptococcus thermophilus.