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A mi amigo Carlos Delgado
Vaya por delante mi aprecio a tu persona y respeto a ti y al partido que representas, aunque también vaya por delante, no comparto muchas de sus iniciativas, ni por supuesto su forma de actuar.

El motivo principal de este escrito dirigido a ti como compañero en este difícil mundo de la política, que muchos han logrado tirarlo por los suelos, es, al respecto de tus manifestaciones en los medios de Menorca, donde "expresas" claramente una afirmación que no se ajusta a la realidad, ni lo más mínimo.

El decir abiertamente que "muchos de los afiliados del PP se pasarán a un partido de izquierdas como UPyD"… es totalmente falso.

Si que es cierto que muchos afiliados del PP como un servidor, algo que todo el mundo conoce, salieron del PP, hartos de muchos y varios asuntos, para ingresar en un partido donde las ideas fluyen y sobresalen de los colores y las rivalidades, un partido donde lo que "prima" es el sentido común y el bien general para los ciudadanos y ciudadanas, habitantes todos de un territorio, como en mi caso, Menorca.

Tus declaraciones sobre que somos un partido de izquierdas, entiendo vienen fundadas por el hecho de que Rosa Díez, salió del partido socialista para fundar e ingresar en UPyD, eso sí es cierto. Pero que UPyD es un partido de Izquierdas, es falso.

Ya son muchos los meses que estoy militando en este partido, y son muchos los compañeros que se han afiliado, desde otros partidos, y desde la más absoluta "virginidad" política. Creo que faltarles el respeto de esa forma, no ayuda ni a tu "carácter" (no quiero utilizar talante) político, el cual merece todos mis respetos y admiración, sino más bien, lo falsifica, llegando a volver a lo de siempre, la estrategia política de un partido que pretende "deshacerse" de sus rivales a consta de "amenazar" a lo suyos, algo impropio, ¿verdad?

La mayoría de nosotros, creemos que ya basta de rivalidades entre colores y lo que realmente importa es "devolver" a la mal llamada "clase política" ese respeto perdido, con acciones propias de gente de bien, que sacrifica mucho de su tiempo libre, arriesgando inclusive sus propios negocios y profesiones para intentar cambiar la situación general de su territorio, bien sea la Isla, la Comunidad o el País. Esto es lo que pretende UPyD en formato general, hacer una buena política para que la gente, normal y corriente como yo, pueda vivir en paz, con dignidad, y sobre todo aplicando el sentido común, el sentido del bien general, pasando por encima de colores y rivalidades que tu sabes muy bien, en tu propio partido como en el otro (PSOE), son muy comunes.

En fin, creo sinceramente que el PP, tiene pocas opciones de gobernar con tranquilidad, o llegar al poder, o ¿quizás volveréis a pactar con UM – UMe?. Eso daría mucha confianza al elector Balear, ¿Verdad?.

Un saludo muy afectuoso de tu amigo en Menorca.Pd. Soy Portavoz de UPyD en Menorca, pero este escrito te lo hago a modo personal, nada que ver con mi partido, ha sido iniciativa propia, lo digo clara y públicamente. Gracias.

Palmer Carretero
Maó


¿Soy la TV?
Llevo veintiocho años en este mundo y durante toda esta vida, quitando los tres o cuatro primeros años de la infancia, es muy probable que haya tragado unas 35.000 horas de televisión. Eso significa que de aproximados 10.200 días de vida, unos 1.500 he estado sentado enfrente de este aparato. Seguramente el más importante de la casa, después de la nevera.

Hoy en día todavía no somos conscientes del impacto que esto produce en las familias, primero porque indudablemente, todas las horas que pasamos frente al televisor son horas de ignorancia que le prestamos a la realidad inmediata de nuestra existencia, segundo porque se nos incrusta en el coco un lenguaje comercial que, si no fuera porque la mayoría adquiere más o menos el mismo, no tendría ninguna utilidad y tercero, porque la programación diaria nos sumerge en una versión subjetiva e incluso catastrofista del mundo exterior, si no, díganme cuantas noticias positivas ven hoy en los telediarios.

Me pregunto cuántos de nosotros somos completamente conscientes a la hora de apretar ese botón. ¿No será que encendemos la tele para apagar otra cosa? Últimamente ¿se han preguntado por qué lo hacen? ¿Por qué la encendemos? ¿Qué buscamos? ¿De qué huimos? Fíjense si siempre la encienden a las mismas horas, por sistema, o si lo hacen aleatoriamente para, de verdad, pasar un rato. No estoy diciendo que haya que dejar de verla, sólo propongo que nos preguntemos por qué lo hacemos, que lo reflexionemos ahora mismo, sinceramente. Planteémonos si el modo en que la vemos, nos nutre o nos intoxica.

En mi opinión, es la estructura del "cómo" hacemos las cosas, el contenido no importa. Si a un niño le quitamos un juguete, le importa un pepino que juguete sea, el llorará igual. Entonces ¿Puede que esta misma estructura esté anclada todavía en nuestra mente y que sin saberlo nos provoque malestar? No lo sé. Seguramente no tenga sentido todo lo que digo, a fin de cuentas esta información nunca lo han dicho por la tele, y muchos de ustedes sólo poseen datos que salen de ella. La siguiente pregunta medirá vuestro nivel de adicción televisiva, es tan sencillo como: todo esto que estoy explicando, ¿te jode o te libera?

A muchos nos incomoda estar en silencio ¿verdad? Sin hacer nada que nos entretenga. Incluso muchos tenemos el televisor encendido hasta que nos dormirnos, posiblemente porque si estamos en casa, de noche y en silencio, nos viene encima una insoportable sensación de vacío, no sé si es por eso que preferimos seguir absorbiendo imágenes y sonidos, cualquier estímulo vale con tal de no enfrentarnos a lo que tenemos dentro. Recuerden esto porque es muy importante, antes de encender el aparato, al sentarse frente a la pantalla, miren que ven en ella, seguramente verán reflejada una persona dentro de un cuadrado oscuro ¿les dice eso algo de ustedes? Idó!

Manuel Lora Gomila
Maó

Reclamación al Hospital Mateu Orfila
Mi nombre es José Alonso Fijó y tengo 58 años. Soy pensionista por incapacidad permanente en grado total, lo que implica que cobro el 75% de la base reguladora. Estoy inhabilitado para la profesión que he ejercido toda mi vida, pero no para otros trabajos, los cuales no puedo realizar por mis problemas añadidos de salud. Esta realidad me perjudica económicamente.

Dichos problemas son los siguientes:

- Sinusitis: el médico de cabecera me manda al otorrinolaringólogo a principios del año 2009. La médico otorrinolaringóloga me ve el 14 de marzo de ese mismo año y me manda hacer resonancias de una parte de la cabeza y cara. Una vez estudiadas las resonancias, me envía al neurólogo. Éste me recibió el 3 de agosto. Éste me envía a hacer resonancias de cabeza completa y cuello y, posteriormente, me envía a neumología el 23 y 28 de diciembre. El 11 de diciembre me citó para ver los resultados de estas últimas resonancias. A continuación, me manda al otorrinolaringólogo para cotejar los resultados de éstas. Consigo cita el 13 de enero del 2010, la cual se me aplaza hasta nuevo aviso. Las citas de neumología me fueron aplazadas el mismo día en que iba a tener la primera, cuando estaba esperando en la sala y me las aplazan para el 20 y 28 de enero del 2010. El 20 de enero acudo a la primera cita de neumología para realizar las pruebas. El 28 de enero acudo a la segunda cita para ver los resultados de las pruebas y me citan para tres meses y medio más tarde, es decir, el 4 y 11 de mayo, para realizar más pruebas. Aún estoy a la espera de la cita del neurólogo para ver los resultados de las pruebas de neumología y, espero cita de la otorrinolaringóloga para realizar el informe de lo que el neurólogo le pidió que cotejase.

- Traumatología por hombros: el traumatólogo Anciano Granadillo, el 30 de noviembre del 2009, me envía a rehabilitación preferente para valorar el estado de los dos hombros. El 23 de diciembre, la doctora Artacho, de rehabilitación, me remite al traumatólogo porque descarta la mejora por rehabilitación. Me dijeron que ya me llamarían para darme cita para el traumatólogo. Como ví que no me llamaban, me personé en el Canal Salat y solicité información de la supuesta cita que se me tenía que realizar de forma preferente. Cual fue mi sorpresa cuando descubrí que mi "preferencia" era en realidad una posición en la lista de espera que me otorgaba cita en abril del 2011, cuando es un problema que achaco desde mayo del 2008.

- Traumatología por mano: el 29 de marzo tengo cita para diagnosticar mis dolencias en la mano derecha.

- Psiquiatría: el 24 de febrero tengo cita de seguimiento.

El pasado 20 de enero presenté una reclamación en la oficina del usuario en el Hospital Mateu Orfila. Lo único que he conseguido, de momento, es una carta de disculpa por parte del director del centro. Lo que realmente necesito es que me den una respuesta, me den citas, me den soluciones y me curen lo antes posible.

Dado mi estado de salud y por lo que pueda ocurrirme, y a las pruebas que obran en mi poder me remito, formulo esta reclamación para presentar donde, cuando y a quien corresponda en su momento.

José Alonso Fijó
Ciutadella


"Anorexia" lingüística
El domingo 14 de febrero, leí una carta en la sección "carta de los lectores", una propuesta sugerida por un ciudadano en relación a la enseñanza en castellano (seré políticamente correcta e intentaré omitir el uso de la palabra "español" para que ningún malintencionado vaya diciendo por ahí que soy una falangista, carlista, etc.) que me pareció muy interesante. Me uno férreamente a ella, pues soy una madre de una niña en edad preescolar y no deja de preocuparme esta imposición del catalán que están creando.

Me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones/experiencias que ilustran el estado actual de las cosas en materia lingüística.

Ejemplo 1. Este verano le regalaron a mi hija de 2 añitos una camiseta con un mensaje inscrito que decía así: "Ara és la teva, juga en català".

Ejemplo 2. Los niños se van de excursión al cine a ver una película en catalán.

¿Acaso me han preguntado a mí si quiero instruir a mi hija en catalán o en castellano?

Todo esto, por supuesto, subvencionado por nuestros gobernantes que a mi parecer confunden políticas lingüísticas con políticas partidistas. Y que mejor que comenzar por relegar a la categoría de optativo al idioma castellano, y declarar bajo sospecha a todo aquello que huela a España.

Hoy, la realidad es que no se está combinando la enseñanza en catalán y castellano, y así sumaríamos, sino que lo que están haciendo es sustituirla, una en detrimento de la otra, y así restamos.

El otro día saliendo del colegio de mi hija, me encontré un chico de unos 6 ó 7 años a quien solicité en castellano si me podía hacer el favor de cerrar la puerta, y el pobre chaval me observó atónito, se lo volví a preguntar, y nada, como si estuviera hablando en alguna críptica lengua tibetana. Claro, que cuando se lo repetí en catalán, el niño se dirigió muy cortésmente a cerrar la puerta. Me pareció patético. A alguna gente le parecerá simplemente un hecho anecdótico, pero es mucho más serio de lo que parece.

Y no por el hecho de que lo hiciera en catalán, sino porque este evento muestra los numerosísimos ejemplos en la vida cotidiana de cómo una lengua que es también oficial en nuestra isla está retrocediendo entre las nuevas generaciones en forma alarmante.

Desde mi humilde experiencia personal, que he estudiado y trabajado en diferentes países de la Unión Europea, me he podido dar cuenta y doy fe de lo importante que es tener un buen conocimiento y capacidad de la lengua castellana, y muy tristemente pienso que les estamos cerrando las puertas a nuestros hijos...

Como menorquina, como española y como europea no quisiera ser cómplice de esta cruzada que promueva esta forma de "anorexia" lingüística y cultural.

Y además con este catalanismo llevado a los extremos, la tendencia es, como ya dijo un catedrático, a que desaparezca el menorquín, algo tan valioso como es nuestra identidad.

Ah! Sr. Paco Morillo, crees que se gastarán los 200 euros en fotocopias? Ahí queda la propuesta, a ver si se atreven.

No es mi intención ni tampoco mi objetivo generar o avivar con estas reflexiones ningún tipo de debate ideológico o partidista, estoy muy lejos de esto. Sólo me gustaría transmitiros que tengamos presente que este idioma que llamamos castellano (o español para el resto del mundo) y al que muchos parecen estar empecinados en erradicarlo de la enseñanza obligatoria de nuestras Islas, es la lengua de comunicación de más de 500 millones de personas en todo el mundo.

Ojalá que el proyecto de creación del colegio "Cervantes" en Menorca surja como una opción más y no como la única alternativa de escolarización en castellano. Yo sería la primera en inscribir a mi hija, como estoy segurísima de que se uniría muchísima gente a nosotros.

Lola Marcuello Carreras
Sant Lluís