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¿Diálogo social o degeneración política?
No nació en Es Mercadal, le parieron en Atenas o Egina. No fue hace sesenta y pocos años; sucedió entre los 427/28 a.A.C. Mucho llovió desde entonces. No fue panadero. Se dedicaba a pensar y escribir con la sana intención, de mejorar lo empeorable. Digo esto, porque un ilustre mercadalenc se atrevió hace poco tiempo a decir que uno tiene boca grande y mente estrecha y que "xerrar boig i escriure cartes és molt fàcil". El ilustre panadero tiene la boca escasa, que no prudente. No escribe porque le resulta difícil y tiene tareas más fáciles.

Afirmaba Platón: "El político que no realiza el verdadero bien del Estado, que no ve la política a la luz de los principios eternos, lleva a su pueblo a la ruina".

Pues en esa situación estamos. Gobierno y sindicatos, hablan del fracaso del diálogo social. Gobierno y sindicatos, secuestraron la voz de la sociedad en beneficio propio. Ellos son la única sociedad. Ellos crearon una sociedad limitada, secuestrando a la "real sociedad". Ellos piensan por nosotros, miran por nuestro bien.

Cuando uno lee a las siete de la mañana, que el Gobierno está intentando recuperar el diálogo social con los sindicatos para seguir creando empleo (De la Vega), la ensaimada se le atraganta. El café con leche, le da una patada en el hígado. ¡No sigan trabajando más por favor! ¡Dejen de crear empleo! Tomen vacaciones indefinidas: ustedes pueden. Lean a Platón para que muchos ciudadanos no tengan que tomar Prozac. Déjennos como estamos. Entre nosotros lo arreglaremos.

Sobre la teoría de la degeneración, opinó Émile Durkhén: "Los seres humanos enferman porque la sociedad en que viven está afectada o enferma". Cúrense en salud primero ustedes. Cada vez que hablan de mejoras sociales, sube el pan. Una vez curados, regresen a sus orígenes. Ya sabemos que resulta duro pero dedíquense a lo que saben hacer -si lo recuerdan- porque este reino que ustedes han prefabricado, no es el que queremos. Ni tampoco puede -ni debe- ser el mundo donde ustedes reinen forever. "O sía, per sempre".

Bartolomé Ruz Sánchez
Ciutadella