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Un español llamado crisis
¡Papá!, ¡Papá!, ¡Papá! Son las últimas tres palabras que escucho de mi hijo David cada tarde cuando me despido de él desde el Centro de Menores de Mahón; sí señores, mi hijo no está conmigo y todo porque no tengo empleo, no tengo casa y la ayuda de 426 euros puesta por el Gobierno me será retirada al no tener la mal llamada carga familiar, porque para mí, al igual que para todos los padres, el tener un hijo no es una carga.

¿Qué solución hay para que todo esto vuelva a su situación normal como no hace mucho tenía, que pueda escuchar cada noche la respiración de mi hijo cuando duerme a mi lado, o sentir su piel en mis manos cuando le doy un baño, o escuchar su sonrisa cuando juego con él en cualquier parque infantil de la ciudad?, la respuesta es sencilla: trabajo.

Por eso ruego, pido, imploro, solicito de los empresarios de la isla un empleo; dicen las estadísticas que el 37% de los inmigrantes están ocupando un puesto de los llamados trabajos precarios, yo quiero uno, aunque sea el más precario de todos con tal de tener a mi hijo en casa.

He dado todos los pasos legales habidos y por haber para no llegar a esta situación en la que me encuentro, no quiero buscar culpables, pues no los hay, y si en tal caso los hubiere, yo sería el primero, sólo me queda terminar como empecé este escrito: ¡Empresarios!, ¡empresarios!, ¡empresarios!

Manuel Lima García
Maó

¿Un país, cuatro islas, cuatro fronteras?
Desde su creación, Unió Menorquina viene insistiendo en la desigualdad de trato que sufrimos los menorquines en uno de los más elementales derechos que recoge la constitución para todos los ciudadanos españoles: El transporte de personas y mercancías. Este derecho resulta discriminatorio y desigual para los ciudadanos de Menorca que pagan, y no nos cansaremos de decirlo, importantes avances como el AVE, infraestructuras aeroportuarias –sean deficitarias o no, y que no tienen las mismas oportunidades que otros ciudadanos de la península o de Mallorca.

Lo hemos dicho en múltiples ocasiones, pero no nos cansaremos de repetirlo: Menorca necesita un trato justo y las Baleares tienen que ser aquello que los dos grandes partidos pretenden, "un país, quatre illes cap frontera".

Sin embargo, a nosotros este lema nos parece una broma cruel. Cruel porque para nosotros desplazarnos entre nuestra propia comunidad autónoma es más caro que viajar al extranjero. Porque es más caro enviar a nuestros hijos a estudiar que cuando lo hace un padre desde la península o desde Mallorca. Porque nosotros solamente tenemos la oportunidad de desplazarnos en avión o muy eventualmente en barco. Porque no tenemos garantizadas ni plazas para los menorquines ni un precio que apele al más elemental sentido común para ellos.

En un mundo globalizado donde los gobernantes del PSOE y del PP se vanaglorian juntos ante el nuevo enlace del AVE Valencia-Madrid, que une a gran velocidad ciudades y que pretende dinamizar el turismo, los menorquines, que vivimos casi únicamente de esa industria nos encontramos ante la paradoja de, a la vez que nos alegramos por este avance para unos, nos indignamos por el olvido que padecemos.

No importa qué ministro nos visite, ni de qué partido político sea, porque Menorca parece que no existe, excepto en época electoral. Las promesas se incumplen y se nos castiga con menos frecuencias y un continuo aumento de precios que nos aisla cada vez más.

En Unió Menorquina seguiremos insistiendo siempre para que este agravio sea corregido, por el futuro de los menorquines, por la supervivencia de nuestra economía y por la igualdad de trato que merecemos y que desde Madrid y Mallorca sistemáticamente se ignora, porque para Unió Menorquina el tema del transporte de y hacia Menorca, sí es una prioridad.

Unió Menorquina