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Ratonera, a pesar de...

Pues sí señores, no lo duden, estamos en esta isla, como dijo Iñaqui Gabilondo, atrapados en una ratonera por culpa de los precios y horarios en el transporte aéreo. Exigidos con total impunidad por las compañías aéreas y con la complacencia del ministerio de Fomento que, a pesar de advertir las graves deficiencias que sufre Menorca en ese tipo de transporte, a pesar de saber de penurias económicas que atenazan el desarrollo de esta isla por culpa de sus abusivas tarifas, a pesar de conocer el trato discriminatorio que soporta con respecto al resto de territorios nacionales, a pesar de darse cuenta de que este desagravio se alarga en el tiempo con mil triquiñuelas por parte de las compañías, a pesar de las sucesivas denuncias ciudadanas al respecto, a pesar de percibir que el futuro de Menorca está gravemente secuestrado, a pesar de entender de su condición isleña y de su situación geográfica particular y peculiar, a pesar de percatarse de semejante situación de disparate, a pesar de percibir un estancamiento cuando no disminución del el numero de visitantes que cada año se atreven a pagar lo que les piden para acercarse a esta isla, a pesar de los movimientos reivindicativos e iniciativas ciudadanas iniciadas hace casi una década y culminadas por la actual Plataforma Transport Aeri Ofega Menorca, a pesar de sus más de 20.000 firmas recogidas en apenas unos meses reclamando una solución ya, a pesar de la unanimidad en los distintos partidos políticos y administraciones locales en señalar a las tarifas y horarios del transporte aéreo como el principal problema que tienen los menorquines, a pesar de la necesidad de impulsar la economía insular para poder consecuentemente encontrar un trabajo cada vez más escaso y más precario a pesar de constarle a Fomento la indignación popular al respecto, cuando no cabreo monumental.

Pues a pesar de todo eso y más y mucho más, como dice la canción a ritmo de bolero, Menorca sigue siendo una ratonera y nosotros los ratones enamorados atrapados en ella. Porque como bien señaló, el querido genial periodista, en su observación hecha sobre el tema que nos incumbe durante la escenificación de su firma de apoyo, se tiene que tener mucho amor a esta isla para volver a ella dadas las circunstancias.

El amor... ay el amor. Aunque este sea con queso sabroso y menorquín, también se acaba algún día cuando llegar hasta él es costoso.

El Mediterráneo esta lleno de fáciles accesos a quesos estupendos, esperando la llegada de ansiosos ratones "in love". Más nos vale poner enseguida el cascabel al gato de nuestros males, antes que sea irremediablemente tarde. "¡Help!"

Jordi Viola
Alaior


Sobre el ataque de los turcos

Lo que lo menorquines, y no menorquines, deberían saber concerniente al 9 de julio.

Está investigado y publicado, pero no lo suficientemente divulgado ni conocido, y deberían saberlo todos los menorquines, y los no menorquines que, lo que se dice y repite cada año el 9 de julio, según el Acta de Constantinopla, y que se interpreta como que los de Mahón no fueron en ayuda, o no ayudaron en la defensa de Ciutadella y que esto es el origen de rivalidades entre ambos pueblos, no es así.

Los hechos sucedieron como expongo a continuación:

El Consejo Insular residía en Ciutadella y tenía el deber y la obligación de proteger y defender la isla, principalmente a través de los hombres y caballos de las "cavalleries", o sea, propietarios y posesiones que gozaban de privilegios, entre ellos de no pagar impuestos, con la obligación de aportar caballo armado y peones para la defensa, en caso de ataque y que, por este motivo, se las llamaba de caballería, leyes caducas y obsoletas y más en tiempos en que se empleaba artillería.

En 1535 no existía en Menorca ni milicia ni armamento. En 1558 ya existían artilleros, milicia de pago, aunque las pagas no llegaban con regularidad.

La guarnición estaba dividida entre el incipiente castillo de San Felipe, de Mahón, al mando de un alcaide, y Ciutadella, al mando del capitán Negrete y existía una ordenanza real que indicaba que, en caso de ataque, la población no combatiente de la isla debía refugiarse en Ciutadella.

El mes de junio se tenía noticia de que una flota turca merodeaba por las costas de Italia.

El miércoles, 29 de junio, el regente Arguimbau, de Ciutadella, fue al castillo de San Felipe a dar la paga y se marchó de nuevo a Ciutadella.

A la mañana siguiente, o sea, el día 30, Arguimbau, recibió sobre las 9 de la mañana, la noticia de que Cristóbal Loçano desde el puerto de Fornells, había divisado hasta 60 naves que, bordeando la costa norte, se dirigían a Mahón. Arguimbau partió con Guillem Martorell a Mahón, mientras Negrete quedaba guardando Ciutadella, avisando a los de Mercadal, Alayor y Mahón que se fueran a refugiar a Ciutadella, los últimos en recibir el aviso fueron los de Mahón, y luego partió hacia el castillo de San Felipe.

Al llegar al castillo, el alcaide de la fortaleza le informó que la flota turca, al haber intentado entrar en el puerto de Mahón, a pesar de la precaria situación del castillo, había sido contenido y hundido 4 galeras por lo que los turcos, virando, ahora parecía se dirigían a Ciutadella.

Arguimbau y Martorell, sin apenas parar, se dirigieron de nuevo a Ciutadella. Allá sólo llegaron los de Mercadal, algunos de Alayor. Habían enviado tres hombres a caballo para que dieran prisa a los rezagados, que eran los últimos que habían sido avisados y se hallaban más lejos; otro a caballo estaba destacado en Ferrerías con la misma misión. Como los que venían de más lejos no llegaban se mandó otro hombre a caballo. De Mahón sólo llegaron 4 hombres.

Mientras tanto los turcos habían empezado a desembarcar.

Ignasi Torrella y el prior dels Socors, Nicolás Carrió, dijeron que por el camino los turcos capturaron a muchos hombres, mujeres, y niños.

Los hombres, mujeres y niños de Mahón y algunos de Alayor fueron los primeros apresados y de ellos y de los cuatro de a caballo nunca más se supo.

Todos deben saberlo y se debe reparar el error histórico.

Mariana Vinent Cardona
Maó