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Al pueblo de Maó y su alcaldesa

Si treinta años de administración socialista, –y sus adláteres, en buena hora laminado– no han sido capaces de solucionar los problemas de nuestra ciudad –sino creando otros–, no pretendan que en días, semanas o meses, sea la nueva administración la que resuelva tanto desastre:La explanada, el "scalextric", carril bici, aparcamientos, sin marquesinas el bus, el transporte de usuarios de "Mateu Orfila" lejos de su puerta...El puerto ruinoso, sin el ascensor prometido. La subida incesante de los impuestos del catastro, basuras, agua (¿todavía con nitratos?), y multas por cualquier cosa. Deudas a proveedores y unas cuentas poco claras... Y ¡en fin!, el ciudadano mohíno y cabreado. De ahí ha venido su reacción. Mayoría absoluta contra ellos y sobrada... ¿qué se creían los instalados vitaliciamente en el poder?, ¿que el mahonés es "corto de vista?

Y termino señora alcaldesa con una coplilla: "Treinta años de desastre / no se arreglan en una hora/ que en manos del pillastre/ nos dejaron "pa" el arrastre / a todo un pueblo, señora..."/

Ángel de Juan Román
Maó

Sobre "anexionistas lingüísticos"

Sr. Juan José Gomila Félix: Como ud. muy bien dice, crítica es libertad. Yo hago uso de la misma para rebatir su artículo.

Siento no estar de acuerdo con ud. con su escrito publicado el día 2 de agosto en este mismo periódico.Lamentablemente en su artículo y de una manera sutil compara a los catalanistas con los nazis, en su ansia de anexionar territorios a través de la lengua y totalitarismos culturales.Le recuerdo que fue al revés. El conde de Barcelona Ramón Berenguer se desvinculó de las islas Baleares, entonces pertenecientes al condado de Barcelona, por no enfrentarse con su hijo Jaime, rey de Mallorca, el cual se había rebelado más de una vez contra su padre para conseguir un reinado único para Baleares.
En cualquier caso eran catalanes los que poblaron las Islas Baleares y por lo tanto es legado de nuestros antepasados y abuelos la lengua catalana. Por muchas variantes diferenciales que tenga el menorquín, no deja de ser catalán. Es de lógica que todos los pueblos y regiones tengan un deje particular en el habla. Ejemplos que se pueden encontrar en la lengua castellana (que por cierto jamás es cuestionado) como el habla de los andaluces, extremeños y otros países de América Latina con su acento peculiar. Este caso también se da en Catalunya con las diferentes variantes del catalán de Lleida, Girona, Tarragona o Barcelona y todo es la misma lengua.

En su escrito viene a decir que el nacionalismo catalán intenta anular la personalidad de los territorios e imponer su propia cultura. !Que barbaridad! Con lo que nos gusta a los catalanes el jaleo, las ensaimadas, la sobrasada, el cuixot i ese acento tan particular del habla menorquín. Y si además le añadimos los castellers, las sardanas, las calçotadas y el "pa amb tomaquet", soy feliz y afortunado de disfrutar de tantas variantes culturales unidas por una lengua común.

Más lamentable me parece su alusión a Franco, en la que viene a decir que con él, la lengua estaba mejor que con la democracia actual. Otra barbaridad.

Le recuerdo que durante mi infancia, en los tiempos de la dictadura franquista estaba prohibido hablar catalán y por supuesto, en las escuelas no se enseñaba otra cosa que el castellano y algo tan entrañable como bailar sardanas era perseguido a porrazo limpio por la policía.

Pero Ud. tal vez no me puede comprender, por lo que deduzco de su escrito no le gusta la democracia ni la normalización lingüística, que es esencial para que no se pierda el catalán y sus variantes. Es una lengua que necesita ayuda y no ataques, con el fin de debilitarla más.

Le sugiero que podría dedicar sus escritos a unir y no a desunir. Escriba para que todos los mallorquines no acaben hablando alemán y comiendo salchichas de Frankfurt.
Espero que los catalanes no se sientan ofendidos por su escrito y que sigan viniendo a nuestra maravillosa isla, que me consta, tanto quieren y que sigan visitándonos para poder superar la crisis entre todos.

Me gustaría que algún día escribiera sobre los "pantacastellanos" que tanto mal hicieron al imponer su lengua y cultura, conquistando y masacrando pueblos.

Francisco Navarro
Puigdemasa

Mercadal

Nosotros
los sufridores

Somos los que vivimos o paseamos por la cuesta de la playa esquina con Paseo del Arenal, en Punta Prima, todos los días los mismos sustos se la pegan o ¿no se la pegan? Es una odisea, aquí no caben juegos por ordenador es la vida misma en vivo y en directo.Baja el tren turístico, sube un autobús, el colapso garantizado, aquí están los dos, ¿quién retrocede? En el caso del impresionante frenazo, que por poco se dan un besito de estos que hacen historia y yo pienso ,¿qué culpa tienen los pasajeros de semejante peligro diario? Y ¿qué me dicen de nuestro corazón? ¿No será malo el estres diario? Tan fácil como sería poner una única dirección: bajada cuesta playa. Vistas impresionantes, sin peligro, subida calle Mestral, ancha y espaciosa. Será que los que mandan no piensan o no ven, solo lo hacemos nosotros los sufridores.

Ana María Alsina Pons
Punta Prima

Los jóvenes
y las fiestas

No dejo de oír quejas de algunos padres (los menos)y otros que se sorprenden ante tales quejas (los más), sobre las exigencias de sus hijos en fiestas.Durante todo el verano hay fiestas en alguno de los pueblos de la Isla y desde que empiezan se da por hecho que eso es lo mejor del verano para algunos y que por supuesto a las fiestas vamos todos.Los adolescentes se preparan el calendario desde principios de verano, y la gran mayoría dispone de permiso para ello, cosa que aúnme cuesta digerir y no consigo entender, y me refiero a adolescentes muy jóvenes. Con 12, 13, 14 años van a ir a casi todas las fiestas si no todas, y no con los padres precisamente. Muchos por lo que veo van sin supervisión de adultos y vuelven bastante tarde por las noches.

Cuando hablamos de poner límites a los menores, yo desde luego es un concepto que tengo bastante claro.

Estamos hablando de menores de 13 o 14 años que cada fin de semana salen de fiesta y vuelven a las tantas. No sé si muchos de ellos vivieran en Barcelona o en otra gran ciudad como se vería que cada semana fueran a discotecas con esa edad, algunas veces sin límite de hora.

A mí personalmente no me sirve la excusa de que esto son fiestas de pueblo. Son fiestas donde desde que empiezan hasta que acaban se bebe alcohol y desde luego de noche es lo que se hace en la calle.

Estamos hablando de niños. Que una cosa es la fiesta del pueblo donde viven, como se ha hecho toda la vida en todas partes: Vivir las fiestas de tu pueblo, y otra muy distinta vivir las fiestas de toda la Isla.

Me parece una apología del alcohol, y desde luego no poner límites. Sé de algunos menores que desde temprana edad se les da a probar en las casas familiares en fiestas un ginet o una pomada como una gracia. Estamos hablando de ginebra. Una bebida a mi parecer muy fuerte para que la beba un niño. Y yo eso lo he visto. Me cuesta entender este tipo de cosas, ya que además , tengo asumido que los menores no deben beber alcohol y menos inducido.

Problemas tenemos los padres que no aceptamos que nuestros hijos de 13 o 14 años se vayan de fiesta todos los viernes y sábados porque consideramos que para eso ya tendrán edad algún día aunque tampoco es necesario salir todas las semanas a consumir alcohol, se tenga la edad que se tenga.

Se trata con los menores de prevenir otro tipo de conductas sea en las fiestas que sean, y nos encontramos ante el problema de que solo algunos tenemos esta visión y el resto de sus amigos sí van lo que crea siempre conflicto.

Creo que se debería hacer una reflexión ya que con tanta permisividad se quita la verdadera alegría y la emoción de vivir la fiesta del pueblo donde se vive.

Ya tendrán edad de hacerse un calendario de toda la Isla. Y de aprender que eso, no es lo único que tiene el verano en la Isla. Hay mil cosas más, y no caer tampoco en convertir el verano en Menorca en monotema.
Un saludo.

Vanesa López
Alaior