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Sí a la dación
en pago

Hace unos años muchas personas confiaron en el sistema, en la economía, en los bancos, en los políticos… Todos decían que todo iba bien, que no pasaba nada, que podíamos comprar una casa, endeudarnos durante años, que la vivienda era un valor seguro, que las viviendas no perdían valor.

Tener una vivienda es una necesidad primaria del ser humano, recogida y reconocida además como derecho en la Constitución Española, así que mucha gente se endeudó mediante créditos hipotecarios durante años con la esperanza de tener una vivienda en propiedad. Además, en muchos casos, la gente se decidió por la compra de una casa ya que el precio de los alquileres se había disparado al alza y era similar a las cuotas mensuales de una hipoteca media.

El problema surgió con el estallido de la burbuja inmobiliaria: se empezó a recortar el crédito, las casas bajaron su valor, los precios con los que se contrataron las hipotecas se mantuvieron, la extensión de los problemas económicos a todos los sectores de la población provocaron y provocan la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo, es decir el empobrecimiento de miles de familias; por otra parte las sucesivas reformas políticas de los últimos años han endurecido las condiciones de acceso al trabajo, los salarios se han mantenido por debajo del aumento del coste de la vida o se han bajado, las prestaciones económicas de desempleo son ridículas y mantienen a los parados y a sus familias por debajo del nivel de pobreza.

Este empobrecimiento de la mayoría de la población, ha provocado que muchas familias no puedan pagar las cuotas mensuales de sus hipotecas. La legislación actual ampara los desahucios de quienes ya no pueden pagar, con el agravante de que las familias deudoras tienen que seguir pagando al banco, cuando ya no pueden vivir en la casa. Es decir, las familias se quedan en la calle, deben encontrar (y pagar) otro lugar para vivir y además seguir pagando durante años por una casa que en realidad ya no es suya. Naturalmente éste es un negocio redondo para los bancos que pasan a ser dueños de casas y pisos, que, si lo pensamos, en realidad les ha costado muy poco o nada en absoluto.

Ahora los banqueros, asesores de organizaciones de todo tipo, creadores de opinión, algunos ministros y muchos políticos insisten en afirmar que la gente ha vivido por encima de sus posibilidades, que si deben dinero es culpa suya, que tener una deuda y no pagarla es algo inmoral. Convierten así un problema económico en una cuestión moral y personal. Pero, si reflexionamos, nos damos cuenta de que la "deuda" es un concepto económico (y no moral) al igual que otros conceptos como "déficit", "inflación", etc. Particularmente las deudas hipotecarias, constituyen un problema económico (y no moral) de ámbito social.

Así lo entienden las Plataformas de Afectados por las Hipotecas que luchan desde hace años y proponen la aprobación de un sistema legal justo que contempla las medidas para ayudar a las familias endeudadas por una hipoteca que no pueden pagar:

- Dación en pago: es decir que la familia que no pueda pagar la hipoteca entregue la casa al banco y que de esta forma quede saldada o liquidada su deuda con el banco. De esta forma la familia puede empezar de nuevo. La dación en pago debe ser retroactiva, es decir debe solucionar la situación de las familias que ya han perdido sus casas.

- Alquileres sociales: que la familia, tras la dación en pago, pueda quedarse en la casa donde vive pagando un alquiler social al banco.

Son propuestas justas y razonables que todos podemos defender. Dación en pago, sí.

Bárbara Salvá
Rosa Ros
Edurne Uribe

Maó

Una usuària que ja no creu que ho pugui ser

A l'hora d'escriure aquesta carta no m'agradaria deixar-me arrossegar per la multitud de coses que he llegit i he sentit dir sobre el tema del qual ara opinaré. Sé que tal vegada el que jo pensi serà irrellevant, però no per això deixaré de qüestionar-me el perquè d'una decisió que per moltes voltes que li dono no acabo d'entendre. Per aquest motiu vull fer aquest escrit i també perquè crec que molta gent es pot identificar amb el que ara vull exposar.No sóc d'aquí però fa molts d'anys que hi visc, per tant, gran part de la meva família i amics estan fora de l'Illa. Darrerament he pogut veure'ls i ells venir aquí amb certa freqüència gràcies a Ryanair, que vola diàriament a Madrid a un preu més que raonable i assequible a tothom. De cop i volta aquesta situació ha canviat i jo em pregunto, com usuària, el perquè d'aquest canvi quan Menorca estava a l'abast de tothom, tant dels residents com dels que no ho són, i en conseqüència del benefici econòmic que les persones que ens visitaven, en molts casos per un cap de setmana, deixaven o podien deixar a la nostra illa. Amb la nova implantació de la OSP disposarem de la possibilitat de poder anar a Madrid cada dia, en dos horaris diferents, però el resultat d'això és la pujada tan brutal de tarifes, de nou afectant-nos tant a nosaltres com als que volguessin acostar-se un cap de setmana o uns dies, i a més, en clara desavantatge amb la resta de les illes, com Mallorca i Eivissa, que tenen l'oportunitat de volar amb altres preus. Em torno a preguntar, i pregunto als polítics "que tan bé" han negociat per nosaltres, quina diferència hi ha entre illes perquè els menorquins siguem tractats d'aquesta manera tan diferent? No contribuïm amb els nostres impostos igual que els altres? Com podem assumir aquesta diferència?No ha estat la meva intenció adreçar-me a cap estament públic amb aquesta carta, ja que després del que he vist, no estic gens d'acord amb la forma com negocien els nostres interessos, només he volgut deixar testimoni que en un món cada vegada més obert necessitem no trobar impediments per entrar i sortir de l'Illa pel bé dels que hi vivim i dels que puguin venir.

Mª Ángels Delgado Jiménez
Es Castell