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Parece que en 132 años no hemos aprendido nada
Para que ustedes mismos lo comprueben les dejo un extracto de la intervención de Práxedes Mateo Sagasta, del Partido Liberal, durante la sesión del 19 de enero de 1881 ante el Congreso de los Diputados.

"El estado de la administración ha llegado a tal extremo, que para no escandalizar al mundo con sus torpes resultados ha sido preciso acudir al singular artificio de llamar "irregularidades" a los delitos; y pareciendo todavía demasiado fuerte tanta y tanta "irregularidad", se le ha ocurrido a un ilustre personaje de esta situación la idea peregrina de llamar a los delitos que en la administración se cometen, no ya "irregularidades", que eso era demasiado fuerte, sino "distracciones". [Risas] ¡Distraído se necesita estar de veras para llamar "distracciones" a los escándalos, a las falsificaciones, a los robos con aterradora frecuencia un día y otro día cometidos! De modo, señores, que un desgraciado que aguijoneado por el hambre de sus hijos salta la cerca de un huerto y se lleva una col, es un ladrón, y como a tal se le persigue, y como tal le juzgan y le condenan los tribunales; pero un empleado de la administración abusa indignamente de su cargo, no ya para dar de comer a sus hambrientos hijos, sino quizá para escandalizar con su insolente lujo, llevándose el costoso trabajo del contribuyente, y ese no es más que un "distraído".

[...] Pero volviendo a la cuestión que había empezado a tratar, debo oponer a la poesía del Sr. Cos-Gayon [ministro de Hacienda, conservador] la prosa de la realidad. La realidad nos dice que las obras públicas se encuentran en un estado lamentable, que el déficit aumenta cada año, que los compromisos que tenemos por los intereses de las deudas no decrecen, que el acosado contribuyente está cada día más aguijoneado por el fisco, y que después de todo hay que aumentar contribuciones antes que perfeccionar las existentes ¡Aumentar las contribuciones en un país en el cual la propiedad paga ya por término medio el 25 por 100 de sus rendimientos! Ya sé que hay algunos que pagan hasta el 70. ¡Aumentar contribuciones en un país arruinado por insoportables gravámenes, en un país en que va desapareciendo la pequeña propiedad, nervio de las naciones, porque se cuentan por millares las fincas que mensualmente se subastan para pago de contribuciones y las que se declaran en quiebra de las desamortizadas! ¡Ah! ¡buen porvenir ofrecéis, después de seis años de mando tranquilo, al pobre contribuyente!"

JUAN R. PONS Carreras
Maó