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Atractivos y valores de Es Castell

Hace diez años, después de largos años de habitar en Madrid y Barcelona, decidí venir a vivir en Es Castell. Había llegado el momento de mi retiro y buscaba un lugar tranquilo para gozar de la edad del descanso.

Me sedujeron sus múltiples atractivos: el conjunto urbano colgando del acantilado; el encanto de sus cuatro calas (Fontanillas, Es Corb, Calesfonts, Pedrera); el trazado de sus calles; su historia (el Museo Militar, los accesos a la Isla del Rei y al Lazareto, San Felipe, Malborough); su cercanía a Mahçon, centro mercantil y administrativo.

Posteriormente descubrí unos valores de mayor peso: el carácter acogedor y simpático de los vecinos de Es Castell. Mi familia y yo fuimos bien recibidos desde el primer momento y fácilmente nos integramos en nuestro nuevo entorno.
Esta primera impresión se ha visto reforzada por la reacción que observo en los ciudadanos de mi pueblo para no desanimarse y hacer frente a los duros momentos que todo el país está viviendo.

Me refiero al espíritu de altruismo, solidaridad y entrega a los demás que aprecio en la ciudadanía en general: la oferta de voluntarios de todas las clases y edades para colaborar en las obras de restauración de los viejos molinos; la ilusión de los agricultores amateurs poniendo en marcha sus minihuertos al lado del parquing de Calesfons; el ánimo de los comercios frente a la contracción de la demanda y como han sabido adaptarse a las difíciles circunstancias actuales sin perder la alegría y el buen trato a los clientes; sin olvidar el espectáculo de las salvas de cañón (la popular "canonada") que en la esplanada del pueblo nos alegra periódicamente.

Valga pues mi admiración por este municipio en que tan bien me encuentro y conste mi agradecimiento hacia es «Diari» por la publicación de esta carta.

Maria Teresa Biges Artis

Es Castell



La vida, una oportunidad: don y compromiso

El domingo día 13 de octubre en Tarragona la Iglesia reconoce el martirio de 522 mártires quienes entregaron la vida sirviendo y amando hasta el final. La familia vicenciana nos sumamos al gozo de toda la iglesia con tantos sacerdotes, religiosos y laicos que dieron la vida por Cristo.

Alegría también por el testimonio de 28 Hijas de la Caridad y 15 Padres Paúles, quienes rubricaron con su sangre el carisma, el lema de la Compañía: "Caritas Christi urget nos" (Nos urge la caridad de Cristo).Cuando ya nos encontramos finalizando el Año de la Fe, bien podemos afirmar que las numerosas beatificaciones serán para España en este año uno de los broches de oro y no por la cantidad numérica de quienes serán declarados beatos, sino por la intensidad de testimonio que desprenden sus vidas.

Y es que la grandeza de la vida, evangélicamente se mide y se pesa por la capacidad de entrega y servicio a los otros como nos lo recuerda Jesús, el Hijo de Dios, quien mostró su amor entregando su vida por nosotros: "nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus hermanos "(cf. 1 Jn 3, 16 y Jn 15) .

Al celebrar, pues, las beatificaciones somos invitados a fijarnos en estos 522 nuevos beatos, entre ellos el P. Joan Huget Cardona y 28 Hijas de la Caridad, como modelos de fe y caridad, por tanto, de bondad, misericordia y perdón. Su ejemplo debe ayudarnos, en estos tiempos difíciles para la fe y la convivencia social a vivir venciendo las enemistades, el rencor, el resentimiento, para construir una sociedad más humana y cristiana donde la convivencia en la pluralidad sea un valor al que todos aspiramos.

Los cristianos de ayer como los de hoy, - es la tónica desde los primeros siglos -siempre somos llamados a testificar con los hechos aquello que creemos, de lo contrario una fe sin obras quedaría en el plano teórico y conceptual teniendo poco de cristiana.

Sor Amor Álvarez
Hija de la Caridad
Mahón