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Desde que se ideó la escritura, muchos han sido los que han utilizado la poesía, el verso, como forma de expresión escrita- antes se expresaba la misma de forma cantada y casi me atrevería decir que había tantas mujeres que la cantaban como hombres- pero menos mujeres que escribieran, en comparación con los hombres. Tal vez haya sido debido a que la mujer tuvo más trabas y dificultades para acceder al aprendizaje en general y a la escritura en particular. Tal vez, porque se la educó para ser recatada y silenciosa y no se le permitía expresar lo que pensaba, sentía, o percibía pero, aun así, en el transcurso de la historia, han habido mujeres que escribieron poesía, aunque se las silenciara y, no solo redactaban poemas místicos, religiosos, moralistas, de exaltación a la tierra y sus costumbres, sino lo que sentían y pensaban, ya lo publicaran ellas u otras personas en su lugar y, cuando la enseñanza se generalizó, poco a poco, fueron incorporándose a esta disciplina muchas más, disciplina que reivindico en igualdad a la música, la pintura, escultura y cine. En mi adolescencia, siglo XX, apenas sabía de cinco o seis mujeres poetas. Hoy existen medios para conocer variedad de ellas, entre las que cuentan árabes, japoneses, chinas, anglosajonas, hispanas etc.

Así, desde las griegas Telesile, Safo, siglo VI a.C, y Noside, pasando por la romana Sulpicia y Al-Khause, poetisa árabe del siglo VII, Wallâda al-Mustakfi siglo XI, Tagani Kikusha-Ni siglo XVIII, y las poetas españolas de la Edad Media Florencia Pinar o del Pinar (por cierto, la bella imagen de una dama que acompaña un texto en internet sobre Florencia Pinar, no es ella sino que corresponde al tapiz del sentido del gusto, de la serie de seis magníficos tapices sobre los sentidos, halladas en el castillo de Boussac- Francia), Catalina Manrique, Marina Manuel, o la occitana Beatriz condesa de Día y su poema musicado «Ahora deberé cantar de lo que no querría», hasta ya, en nuestra época, Emily Dickinson, Concha Méndez, Gabriela Mistral, Dora Castellanos, Juana de Ibarbourou, Carmen Conde, Ndye Comba, Wislawa Szymborka, Dulce María de Loynaz, Maria Àngels Anglada, Montserrat Abelló, Maria Mercè Marçal y tantas otras conocidas y desconocidas.

Cada pueblo ha tenido y tiene sus poetas. Muchos y muchas han guardado sus poemas en una caja, o cajón, sin atreverse a editarlos, ya sea por no encontrar cauce ni apoyo para hacerlo, ya porque, en según que ambientes, no estaba bien visto y, en este caso, me atrevería a decir que hay más mujeres que hombres que las guardaban pero, hoy en día es distinto, o no tiene por qué ser así. Recitales, encuentros, ediciones colectivas, internet, son cauces para que salgan a la luz aunque creo, sigue habiendo menos mujeres que hombres que se aventuran a participar en el acto de exponer sus escritos. En el siglo XIX, en Menorca contabilicé cuatro mujeres que habían publicado algún verso. Antonia Marcelina Vinent Moragues, Amanda de la Mota, Raquel Coll Orfila y Catalina Tudurí Foncuberta y, aunque era algo puntual y aislado, sin demasiada continuidad, fueron pioneras en la isla. En el siglo XX hay que destacar a Margarita Ballester que, si bien no nació en la isla ni se formó en ella, trajo un soplo de aire, junto a Sam Abrams, que dieron apoyo, impulso y, conjuntamente ayudaron a divulgar la creación poética. Ya naturales de Menorca publicaron libros Anna Mª Ticoulat, Mariana Vinent Cardona y alguna otra de la que desconozco su nombre.

Ahora nos hallamos en el siglo XXI y, a las anteriormente citadas, hay que añadir a María Jesús Cloquells Tudurí, Carmen Cloquells, Llucia Palliser, Mónica Grau, Sara Guasteví, Sil Pons, Silvia Pons y Blanca Ripoll sin que esto quiera decir que no haya más y que siga habiendo quien guarda sus poemas sin atreverse a publicarlos. Pero no es solo de esto que quería hablar sino de la labor que hacen diversos estamentos para que la poesía sea tenida en cuenta creando el ambiente necesario y la difusión adecuada, apoyando a la mujer escritora. Desde aquí deseo felicitar a quienes ha ganado el I Certamen de Poesía isla de Menorca y animo a las jóvenes que estén interesadas, a que lean poesía y escriban poesía. Tal vez un día podremos decir que, de un número de escritores, la mitad son mujeres y que existe más gente que se encarga de estudiar y divulgar la evolución de la poesía en general y de la poesía en Menorca, en particular, así como sus autores, temática y estilos y escribir ya no será ocultado sino que, como expuse al final de la década de 1980 en un opúsculo inédito titulado «La poesía como fuente poética-Antología de poetas menorquines»: «Quizás entonces la voz de Menorca suene afinada dentro y fuera de ella, pareja a otras voces, igual a otras voces».