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Se va acercando ya una década desde que la dura crisis campa a sus anchas… Todos hemos vivido en este tiempo las desgracias económicas, la desafección con los poderes públicos, véase políticos, Estado, Gobierno. A todos por tanto, nos han bajado el sueldo, empeorado las condiciones laborales, disminuido las vacaciones o echado del empleo.

Lo que no mola nada, es cuando todo esto que es «generalizado» se te mete en casa y se convierte en «particular»… Decimos esto porque los vecinos de Cala Figuera vemos con tensión como un cóctel de «desmesura pública» se cuece justo dentro de nuestras casas.

Os recordamos un poco: Si bien los vecinos de Cala Figuera hemos convivido con las instalaciones de CLH desde hace más de 50 años, con todo lo que suponía, es decir, la peligrosidad implícita de las instalaciones, la convivencia con los petroleros que traían los carburantes, los olores, el abandono de la zona por los ayuntamientos de Mahón y Es Castell… la eliminación de dichas instalaciones ha traído otro mal no tan evidente como los líquidos inflamables, que es la «acción pública».

Dicha acción pública, liderada por la Autoridad Portuaria de Baleares ha convertido nuestras casas de estar en riesgo de explosión por dichos carburantes, en casas en riesgo de expropiación o expulsión. El plan de desmantelamiento de dichas instalaciones lo ha acompañado un Plan de Utilización de los Espacios Portuarios que dice que ya no «conviene» que vivamos en Cala Figuera.

Es largo resumir todo lo que ha ocurrido estos años, los vecinos nos hemos sentado con todos los poderes públicos que hemos podido en este tiempo, y han pasado varios alcaldes y presidentes del Consell… y reconocemos que hemos recibido buenas palabras por parte de las autoridades locales prometiendo que los vecinos podrán seguir en sus casas, como es lo lógico a todas luces, pero lo que podemos decir los vecinos es que por ahora hemos tenido como decíamos buenas palabras, pero la realidad ha sido otra.

Si bien el estado de abandono de la calle es evidente desde hace décadas, con suciedad, ratas, falta de cuidado en el vial (porque aceras no existen) para más inri la APB ha mantenido en estado de bloqueo administrativo e inseguridad jurídica cualquier posibilidad de reparación en las casas, por aquello de la «afectación por el Plan». En principio no podemos ni pintar las fachadas, cambiar una puerta o pedir una licencia de reforma.

Que quieren que les diga… a eso no lo llamamos expropiación sino «expulsión». Ya se ha encargado en este tiempo la APB de ir negociando y asustando a los propietarios para ir adquiriendo las propiedades de los que ya por fatiga se han cansado de esta situación.

El nuevo presidente de la Autoridad Portuaria, el sr. Pons declaraba el día 18 de agosto, que ya hay muchos amarres de pequeña eslora en Menorca y que el «maná» caerá del cielo con el lujo y los yates de gran eslora en Cala Figuera y en el puerto de Mahón. Punto.

Vamos, que la cosa pinta clara… que de uso público para escuelas de vela de los chicos del Club Marítimo nada (que sigan navegando entre las motoras de la gasolinera), que de equipamiento público para los vecinos de Mahón y Es Castell, nada… que lo que mola es la pasta gansa de los yates y que se pongan hasta arriba de caldereta de langosta el gerifalte de turno en las concesiones que sacarían en nuestras casas. Eso sí, por concurso público.

Miren, los vecinos de Cala Figuera, no nos queremos «enredar» en esa movida de intereses inmobiliarios, especulaciones financieras y problemas políticos… algunos tenemos en este rincón del puerto nuestra vivienda habitual, otros tenemos nuestra residencia de vacaciones después de un duro año de trabajo. Déjennos en paz con sus enredos solo queremos vivir en paz y mantener lo que es nuestro, y no suyo porque les guste.