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Escribo estas líneas desde mi nuevo destino. Un destino que, aunque tal vez hubiesen o hubiésemos elegido algunos de los tantos emigrantes españoles, en estos tiempos la elección se caracteriza por la necesidad, no voluntariedad. Y he decidido compartir algunas de mis experiencias, vivencias y curiosidades por tierras inglesas.

Hoy, concretamente, la rebeldía hace mella en mí y me doy cuenta, más aún si cabía, sobre el nefasto sistema existente en nuestro país en todos los ámbitos. Desde la Administración hasta la empatía con los animales de compañía. Así que ya que ha habido recientemente elecciones en España, aprovecho para anotar unas reflexiones sobre el camino tan largo que aún queda. Y ya no me refiero al concretismo de izquierdas o derechas. No soy de nadie y mi voto libre, tristemente hasta el momento solo ha decidido quitar peso a otro, no elegir porque me convenza nadie. Así que viendo cómo funcionan las cosas en este mi nuevo hogar, que ahora me acoge como a tantos otros que decidimos plantarnos en el aeropuerto con un billete de avión solo de ida, la ilusión en la maleta, el corazón en el bolsillo y la oportunidad como destino, decido escribir para protestar, para rebelarme, para no callarme sobre lo que considero que nos merecemos los españoles. Al fin y al cabo, la palabra es el arma más peligrosa, no se extingue, no se apaga, no muere. Así que en el silencio de mi habitación inglesa, en un pueblecito del condado de Yorkshire, en mis horas libres mientras veo tras el cristal de mi ventana un cielo tan cambiante como las decisiones de quienes gobiernan en España, escribo.

Y como una de las curiosidades, por llamarlo de alguna manera, diré que aquí la figura tan necesaria en tierras españolas del gestor administrativo, como tal, no existe. ¿Y por qué no? Tan sencillamente porque no hace falta. Esos largos, hinchados de tasas e interminables procedimientos administrativos, aquí no existen. Exacto, todas esas penurias, angustias, nervios y dinero que gastamos los españoles en intentar descifrar como llegar del punto A al B; toda esa impotencia y desesperación que sentimos cuando siempre falta algún documento sin el cual no es posible avanzar y vuelves a la posición de salida; todo eso aquí… ¡no hace falta y sobreviven!

En España cualquier trámite administrativo es como jugar al parchís. Tiras los dados y vas haciendo. Con alguna ronda de buenos números avanzarás un poco, pero cuidado no vaya a ser que te coma el documento de atrás. Si con suerte consigues avanzar, seguramente te encontrarás alguna doble barrera que frenará tu carrerilla. Finalmente, has conseguido sortear a todos los demás documentos y das toda la vuelta al tablero administrativo. Ahora solo te queda la última escalera, esa que hasta que no saques el número exacto no entras. Y si consigues entrar… ¡lo lograste! Ahora ve y repite todo el proceso tres veces más que aún quedan tres documentos. En el parchís al menos consigues cuatro fichas en casa, en la Administración española no ves nada.

Así que sí, amigos míos. Aquí en Inglaterra, por ejemplo, si compras un coche de segunda mano no hace falta ir a Tráfico para cambiar de nombre, simplemente mandas por correo postal los papeles y listo. O montar una empresa, puedes hacerlo on-line, en unos días y por unos ochenta euros. Prácticamente aquí casi todos los trámites los puedes gestionar tú solo, on-line, de una manera bastante sencilla sin necesidad de ser un genio de la informática o un experto en leyes. Aquí las leyes son estrictas, es verdad, pero claras y entendibles para todo ciudadano de a pie, sin conocimientos jurídicos o contables. Evidentemente, todo trámite tiene su pertinente normativa, pero facilita el desarrollo personal y profesional, no lo coacciona.

Con todo diré, que eso no significa que venir aquí sea fácil, ni mucho menos. Todo lo contrario. Es difícil sobrevivir a los infortunios, desconocimiento, dureza, soledad y sentimiento que yo llamo de retorno express, el tiempo necesario a esa aventura para hacerse un hueco. Pero si consigues superar ese reto, te encuentras un sistema manejable que te brinda la oportunidad de desarrollarte tanto personal como laboralmente. Así que, como he dicho al principio, mucho por aprender.

En la próxima explico lo de los animales de compañía, entre otras cosas, concretamente esos peludos e incondicionales amigos que en España tiene restringido el acceso a todos lados.

Sara Mesquida Llabrés
YORKSHIRE (REINO UNIDO)