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Hace demasiados años que hablamos de Mahón como la «ciudad fantasma». El último fue Pere Melis el pasado miércoles. No puedo ignorar su comentario acerca de la «carencia de una política activa municipal» para intentar frenar el despoblamiento de la zona centro. En mi opinión, está claro que las figuras urbanísticas como los planes de reforma interior o planes de rehabilitación de barrios, están creados con el objetivo de minimizar el despoblamiento de algunas zonas o barrios y mejorar los servicios y espacios públicos. Pero no olvidemos que principalmente están pensados para urbes de extensiones considerables por lo que en nuestro caso debemos esforzarnos algo más.

Tras el crecimiento, en mi opinión nada ordenado, de la zona urbana de Mahón, ahora nos encontramos con un barrio central con pocos espacios por donde abrirse o pocas zonas para desarrollar equipamientos (incluidos aparcamientos), uno de los grandes problemas del centro de nuestra ciudad. Me dirán que mediante expropiaciones se solucionan muchas cosas pero hay que tener una visión desde dentro de la Administración para darse cuenta que no es así. Creo firmemente que si no seguimos trabajando en la línea del «paso a paso» iniciada el pasado mandato, nos quedaremos como siempre con muchos estudios y planes que adornan las estanterías municipales. El trabajo para recuperar un centro puede ramificarse tanto como queramos, se puede y debe trabajar desde la movilidad hasta la rehabilitación pasando por la mejora de infraestructuras y la recuperación de espacios. Por ello, a través del proyecto «Mahón 20.20» pretendíamos establecer una idea de a dónde se quería llegar y pusimos en marcha diferentes propuestas para empezar a caminar, paso a paso. Por ello bajamos el impuesto de construcción cada año, desde un 3,2 por ciento al 1 por ciento unido a las bonificaciones del impuesto que en la zona centro es del 80 por ciento de bonificación. Se pusieron en marcha las campañas de Mô+Guapa en sus ediciones de Segura y Pintura, consiguiendo ayudar a rehabilitar casi un centenar de fachadas. Se desarrollaron iniciativas de recuperación de espacios como los llevados a cabo en la Plaza Miranda, Es Freginal y el magnífico segundo pulmón del centro, la Sínia Costabella. Se ha revisado el Catálogo de Protección para redefinir o liberar protecciones y también se ha revisado el articulado del PGOU para permitir aparcamientos en las zonas del centro que no se podían (estos dos últimos ejemplos se finalizaron poco antes del mes de mayo, pero han sido trabajos realizados durante los dos últimos años). Se llevó a cabo una planificación y propuesta global a nivel de movilidad en relación a aparcamientos, bicicletas, velocidad en función del tipo de calle…

En fin, creo que se puede comprobar que no solamente hacíamos ferias para potenciar el centro. Creo firmemente que debemos seguir trabajando en esta línea. La Administración tiene muchas maneras de colaborar y no solamente a través de la normativa urbanística, que también debe hacerlo. Así que trabajemos desde todas las vertientes posibles y no descartemos ninguna, pero trabajemos, porque como decía aquella frase «si esperas a saber demasiado sobre algo, seguro que caerás en la inoperancia». Y, por desgracia para todos, es en lo que se había caído desde hacía muchos años.