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Aunque deje muy joven mi tierra, siempre lleve en mi corazón el hecho de haber nacido en Menorca, un hecho que indudablemente me marcó y que me ha acompañado durante toda mi vida. Orgulloso de mi condición, siempre en mi recuerdo, sigo teniendo la necesidad de visitarla regularmente, cuando tengo ocasión.

Cerca de cumplir el medio siglo y después de vivir en diferentes países y culturas, las circunstancias me llevaron a residir en Argentina, país generoso y abierto que acogió a quien tuvo la necesidad y fue forjando, junto a otras circunstancias, el carácter que hoy como país posee.

Existe en Buenos Aires un lugar, seguramente desconocido para la mayoría de los lectores, un rincón de Balears que nos representa a todos sin excepción, lugar donde uno en la lejanía se siente un poco más cerca. Se trata de la Casa de Balears, fundada allá por 1905 sita en la calle Colombres, hace ya la friolera de 111 años.

Ha existido como punto de referencia, encuentro para los que por diferentes motivos tuvieron que emigrar, encontrando aquí lo que su tierra en su momento no les podía dar, lo más básico, lo que todo deseamos para los nuestros, trabajo, estabilidad, tranquilidad y sosiego incluso, un futuro.

Lo conforman cerca de un millar de socios, isleños y descendientes de los mismos,  que llegaron a Argentina por diversos motivos, sociales, políticos, económicos, y que encontraron aquí en esta casa un lugar donde poder conversar, recordar, sentir añoranza, tener nuevas noticias de su amada tierra dejada atrás. Sigue siendo hoy, tantos años después, un lugar de encuentro, un pedazo de las Islas a este otro lado del Atlántico, donde se sigue cultivando la cultura balear a través de sus diversas manifestaciones , historia, gastronomía, folclore, idioma y demás aspectos relacionados con la misma.

No viven sus miembros, jubilados en su mayoría y de avanzada edad, sus mejores momentos, convivir con una inflación galopante, subidas en los servicios básicos de hasta un 500%, precios desbordados y sueldos que no alcanzan, sinceramente no es fácil.

No es de mi interés realizar un análisis de la situación económica Argentina aquí, ni si las medidas impuestas por el gobierno actual son las correctas o no, nada más lejos en mi intención, si lo es, en cambio, denunciar  públicamente como la actitud del Gobierno de Balears hace que la situación se torne mas difícil, me referiré a ello.

Los miembros de la Casa de Balears mantienen la misma con los pocos medios que tienen a su alcance y con grandes dosis de ilusión y cariño, resulta emocionante respirar desde que uno accede a la casa el aire de Balears en cada rincón, en cada detalle, como se mantienen las tradiciones, el recuerdo y la presencia de nuestras islas. Ellos son sin duda nuestros mejores embajadores en el extranjero.

Inexplicablemente desde el año 2009 y con la excusa de la existencia de una crisis generalizada en el país y consecuentemente instalada en las Islas, el Gobierno balear decide suspender cualquier tipo de ayuda, dejando a quien lo representa en el exterior abandonado a su suerte. Resulta cuanto menos paradójico que unos sufran los ajustes como consecuencia de una crisis creada, en gran parte, por quienes imponen ese recorte.

El edificio que alberga la institución necesita mejoras, reparaciones. Con la negativa del Gobierno de balears prácticamente se torna imposible realizar estas; gracias al esfuerzo y dedicación ad honorem del su presidente y junta directiva, socios y personas que acuden a colaborar, participando desinteresadamente, hoy la casa de Balears sobrevive milagrosamente ajena a la mirada y atención de nuestros políticos.

Emplazo por medio de la presente al Gobierno de balears a reconsiderar su posición de retirar cualquier tipo de ayuda a la Casa de Balears de Buenos Aires atendiendo su circunstancial particularidad  y a apoyar a quien tan dignamente nos representa

Difícil futuro le aguarda a un pueblo que olvida su historia y a sus ancestros.