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Soy concesionario de una conocida marca de automóviles y he vendido un vehículo nuevo a un cliente que padece una minusvalía del 100 por cien. Por mor de dicha minusvalía, mi cliente tiene derecho, según parece, a que en la compra se le aplique el IVA al tipo del 4 por ciento, en lugar del ordinario del 21 por ciento; asimismo está exento del pago del impuesto de matriculación.

Para que mi cliente pueda acogerse a los beneficios citados debe presentar ante la Administración de Hacienda un certificado médico expedido por el Centre d'Atenció a Personas amb Discapacitat y Dependencia del Govern balear, que acredite la discapacidad o minusvalía en cuestión.

El cliente presentó la correspondiente Solicitud de reconeixement de la situacio de discapacitat en el Centro de Atención sito en la calle Vives Llull de Mahón, en fecha 22 de febrero del presente año. Pasado un tiempo prudencial, y al no recibir respuesta a su solicitud, se personó en el citado centro donde le despacharon con el argumento de que no tenían por que contestarle antes de los tres meses a partir de la entrada de la solicitud y, para mayor inri, le dijeron que el médico que tenía que informar estaba de baja desde el mes de noviembre del año 2015 y no sabían cuando podrían atenderle. Tras esto, el cliente vino a verme para explicarme lo sucedido y ver lo que podía hacerse ya que el que suscribe, como vendedor, es parte interesada en el asunto.

Así que llamé por teléfono al Centre de Atenció de mis pesares y se puso un señor que, una vez le hube contado lo que había, me dijo que él no sabía nada, que era el vigilante de seguridad que casi todos estaban de baja y solo había una chica que hacía lo que podía, a la que informaría de mi llamada. Efectivamente, así lo hizo porque la mencionada señorita me llamó diciéndome que desde noviembre no había médico ni psicólogo, por estar de baja, y que no podía hacer nada por ayudarme. Me dijo que tal vez en el Consell podrían ayudarme, así que llamé y me pasaron con una funcionaria que, después de haberle contado el motivo de mi llamada me dijo que ella era del departamento… ¡de Carreteras! Y que el asunto no era competencia del Consell. Bueno, algo saqué en limpio, la gentil funcionaria me dio el número del Govern balear al que podía dirigirme. Desde luego, es inconcebible que teniendo el Consell de Menorca más de 500 funcionarios no puedan ocuparse del asunto de los reconocimientos e informes relativos a los discapacitados.

Pues nada, paciencia y barajar. Llamo al Govern balear donde, de entrada, no pudieron atenderme (están tan ocupados…), pero sí lo hicieron una hora más tarde en que me llamaron por teléfono. Casi me emocioné al pensar que, por fin, nuestra carísima Administración autonómica me iba a resolver el problema pero… mi gozo en un pozo. La amable voz femenina que me llamó lo hizo para decirme que no podían atender con la mínima rapidez exigible la demanda de mi cliente, ya que no tenían personal y, a pesar de que lo pedían, no se lo daban por lo que ellos, es decir, el departamento responsable del asunto, no podían hacer nada. Me sugirió que me dirigiese directamente al conseller del ramo, a ver si había suerte.

O sea, que con los cientos (¿o serán miles?) de funcionarios que están en nómina de Govern balear y Consell de Menorca no hay suficiente gente para resolver una cosa tan sencilla como informar sobre una minusvalía de un ciudadano que precisa dicho trámite para poder acogerse a los beneficios que concede la Ley de Dependencia. ¡Toma del frasco! Pues no será que no haya médicos en el paro o que tienen que emigrar para encontrar trabajo.

La guinda del asunto es que, al parecer, mi cliente fue posteriormente informado de que no hay presupuesto para el departamento del Govern encargado de estos asuntos de la dependencia y no podían pagar al personal. Lo de siempre, nos ponemos la medalla de crear un departamento para aplicar la Ley de Dependencia y luego con no contratar a nadie para atenderlo, asunto concluido.

Y entre tanto, eso sí, al político que no le falte de nada, mientras que al ciudadano contribuyente que le vayan dando.