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Respuesta de un barcelonés enamorado de Menorca a Llucia Ramis Laloux, escritora y periodista (Palma, 1977) sobre el artículo «Menorca, normas de uso» publicados en «La Vanguardia» de Barcelona y diario MENORCA el pasado mes de julio.

Leí su artículo del 24/7/2016 publicado en «La Vanguardia» de Barcelona. Lo hice en Es Mercadal tomando unos pastissets y café con leche en Cas Sucrer. Es como un ritual. Cada mañana del mes de julio hago lo mismo. Después de tantos años, ya me conocen. También algunos comerciantes y vecinos a mí y a mi familia. Mi impresión es que me hacen sentir como uno más. Siempre somos bienvenidos. Nunca nos han hecho notar lo de «turista catalán». Parece que usted tiene interés especial en remarcar la diferencia turista catalán/aborigen. A diferencia de lo que manifiesta en su artículo, difícilmente encontramos vecinos de Barcelona. Tampoco hemos coincidido con usted, ni en Menorca ni en Barcelona. A pesar de haber residido en La Sagrera, (nosotros en Sant Andreu ), barrios colindantes como ya sabe. Después usted en Esquerra de l'Eixample (en ese barrio he trabajado 40 años) y tampoco hemos coincidido. (Las nuevas tecnologías son una buena fuente de información).

Como barcelonés, habitual de los veranos en Menorca desde 1967, primero de recién casado, después con mis hijos y ahora con esposa, hijos, nietos y yernos (no tenemos casa alguna en la Isla) con lo que evitamos que nos «cuiden la casita», que ha conocido las calas vírgenes cuando usted aún no había nacido, que se ha pateado los caminos pedregosos con ánimo y buen humor (Rafalet, Pregonda, Pilar…), que ha intentado inculcar a su familia el amor y respeto por la Isla que forma una parte importante de nuestra vida… En un primer momento no de di importancia. Creí entender que se trataba de una reafirmación de su identidad, complejo de insularidad o vete a saber.

Finalmente decidí enviarle esta carta al ver publicado otra vez el mismo artículo en el MENORCA del 30 de julio, diario el cual por cierto leo cada día en Barcelona. Bien, creo que en principio se percibe en el mismo un tufillo dictatorial, propio de épocas ya superadas. Hace suya una manera de pensar y sentir de los menorquines que a mi entender no se acerca a la realidad. Por cierto, usted nacida en Palma donde no han sabido comportar a los turistas extranjeros, sobre todo alemanes, como pretende imponer «normas de uso en la Isla» a los catalanes. Aprecio también un poquito de catalanofobia, actitud impropia de una persona que se ha formado en una universidad catalana, trabaja en empresas catalanas, vive en Barcelona, ha recibido un prestigioso premio literario catalán. No entiendo lo de intentar dar normas de comportamiento. Ignora que si algo distingue a los catalanes entre otras cosas es la tolerancia. Sería lógico que pensara «a este señor le ha dado un ataque de catalanidad», pues no, el que le dirige estas líneas es nacido andaluz, tierra a la que respeto muchísimo al que sus padres trajeron a Catalunya hace 65 años. Por cierto ,la palabra guiri viene de Andalucía y está reconocida por la Academia de la Lengua. Para saber que significaba he tenido que mirar en el diccionario. A pesar de lo que dice no es habitual en nuestro lenguaje diario. Por supuesto que los menorquines tienen ordenador, móvil, wifi, pues no faltaría más, estamos en el siglo XXI. Lo de Pokemon ya no se lo aconsejaría… Olvídese de las comparaciones, tan bonita es una cala gerundense o una playa de Tarragona, como cualquier cala o playa de Illes Balears. La naturaleza no conoce de provincias. Se debe respetar, cuidar y disfrutar... lo demás es buscar tres pies al gato

Por último, creo que el gran problema de los menorquines es que hacer con la Isla en un mundo global, una economía global, etc... ¿agricultura, industria, turismo? Cuando lo tengan claro se habrá ganado mucho y habremos ganado todos los que queremos y respetamos a Menorca.

Si me ha leído, ¡gracias!