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Palma decretó ayer el cese de la administración concursal de Quesería Menorquina, que se encontraba intervenida por decisión judicial. Una buena noticia para la emblemática fábrica que también constituye un espaldarazo a la gestión llevada a cabo desde abril de 2011, cuando los actuales gestores, junto con los empleados, asumieron la propiedad de la empresa, entonces en manos de la familia Ruiz Mateos. La compra de la industria, formalizada por los trabajadores y la dirección, fue una decisión difícil y muy comprometida, pero era el planteamiento más acertado.

Quesería Menorquina entró en un proceso de reorganización y ajuste que, 34 meses después, se cierra con el resultado satisfactorio de la aprobación de un convenio de acreedores que ahora debe cumplir para seguir demostrando su solvencia y seriedad.  Consell de Menorca y Govern balear han participado en las gestiones realizadas con un objetivo claro desde el primer día: dar continuidad a la empresa y mantener el mayor número de puestos de trabajo.

La fábrica de productos lácteos emprende una nueva etapa para recuperar su plena actividad.  Justo es reconocer el buen trabajo realizado desde abril de 2011.