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La tolerancia y la negligencia con la que, durante años, hubo alcaldes que no vieron, no escucharon y no actuaron amparó y propició la proliferación de construcciones en suelo rústico. El abogado y profesor de Urbanismo Joan Alemany, presidente de la nueva Agrupación Balear de Técnicos Urbanistas, que ayer se dio a conocer en Menorca, afirma que «incorporar a la ordenación las edificaciones en rústico es un claro fracaso de la Ley de Disciplina Urbanística».

Esta asociación de profesionales expertos en urbanismo y ordenación del territorio propone unos límites, relativos a retranqueos, alturas y volúmenes, así como respetar las arquitecturas tradicionales.

Después de tantos años en los que se construyó de forma indiscriminada en rústico, con la vulneración de las normas, el actual Govern plantea fórmulas de legalización -con el pago de elevadas sanciones- para las obras cuya infracción ha prescrito y no estén incursas en expedientes disciplinarios. Hay que fijar unos límites, evidentemente, pero también deben acabar los gobiernos municipales que no «veían» estas obras ilegales. En una palabra, aplicar la Ley de Disciplina a todos.