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La pseudoconsulta celebrada el domingo en Catalunya -con todos sus errores y carencias- ha evidenciado el apoyo ciudadano a la necesidad urgente de establecer un marco nuevo y diferente, o sea, otro pacto político y otro encaje con España. La participación de más de dos millones de ciudadanos en la convocatoria impulsada y auspiciada por la Generalitat con un 80 por ciento que se ha pronunciado a favor de la independencia reclama respuestas desde el Gobierno central.

En este pulso, y a pesar de la abstención registrada, ha ganado el derecho a decidir por la gran movilización y apoyos que ha obtenido el soberanismo. Los partidos que propugnan una Catalunya independiente alcanzarían una amplia mayoría en caso de un adelanto electoral. Una apuesta secesionista tensaría aún más el escenario.

El presidente Rajoy está obligado a actuar con visión de Estado para hallar soluciones, que las hay, al pulso catalán, al nuevo encaje de Catalunya en España. La solución no está en los tribunales, sino en el diálogo, la negociación y el entendimiento. La reivindicación es política, pero se sustenta sobre el agravio fiscal que padecen tanto Catalunya como Balears.