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El promotor del parque acuático de Biniancolla desarrolla una iniciativa legítima para dar mayor calidad a la oferta de su hotel ubicado en la parcela colindante, una mejora que no es caprichosa, sino necesaria para atender la demanda de los clientes y garantizar los puestos de trabajo. Conseguir la licencia de obras le ha costado años de gestiones, ante los cambios de calificación urbanística de la zona y las nuevas legislaciones y normativas. Cuando creía disponer ya de todos los permisos, después de la declaración de interés general, en base a la nueva Ley General Turística, ahora podría verse perjudicado si el Consell acepta los recursos, también legítimos, presentados como paso previo a llevar el caso a los tribunales.

El Consell se encuentra en una situación incómoda, porque dos informes internos indican que las obras pueden paralizarse, aunque de ello podrían derivarse derechos indemnizatorios.

El caso tiene una vertiente preocupante, con efectos sobre posibles iniciativas inversoras. Hay que garantizar la seguridad jurídica. No tiene sentido que un promotor con licencia no esté seguro de que podrá llevar a cabo su proyecto.