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El presidente regional del Partido Popular, José Ramón Bauzá, hizo efectiva ayer su dimisión. Una salida que debería haberse producido a las pocas horas de la debacle que sufrió esta formación en las elecciones del 24 de mayo. Pero esta reclamada renuncia ha tenido que ser forzada desde la dirección nacional ante las graves discrepancias que se registran en Mallorca.

Bauzá deja al PP sumido en una división interna y muy lejos de la posición hegemónica que disfrutó durante años en la política balear. Uno de los aspectos más negativos de la gestión del hasta ahora presidente del PP balear ha consistido en la ruptura de los vínculos con su electorado tradicional y la ideología específica de este partido en Balears. La estrategia de estos cuatro años ha conducido a un gran fracaso y el centroderecha se ha dividido con la incorporación de Ciudadanos y Proposta per les Illes.

Todas las advertencias fueron sistemáticamente desoídas y ahora el PP balear vive un momento de gran convulsión interna. Es el momento de acabar con la arrogancia y realizar una sincera y valiente autocrítica para lograr la pacificación y recuperar del apoyo de quienes antes confiaban en el PP.