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Los resultados electorales del domingo han generado un panorama político muy confuso para la configuración de una mayoría en el Congreso de los Diputados que garantice un nuevo Gobierno estable y cohesionado. El retroceso de las dos grandes opciones del PP y el PSOE abre un proceso de negociación a varias bandas con la participación de fuerzas políticas con exigencias que hacen imposible el acuerdo salvo renuncias hoy impensables para evitar una nuevas elecciones.

La división ideológica parte al Congreso de los Diputados en dos mitades casi idénticas y deja en manos de las formaciones nacionalistas e independentistas la llave de la gobernabilidad de España. La preocupación que ha generado esta incertidumbre y fragmentación parlamentaria, de complicada gestión, se ha reflejado en un desplome de la Bolsa y en la subida de la prima de riesgo.

Los agentes sociales reclaman diálogo para formalizar un acuerdo de amplia base que sustente al nuevo Gobierno. Para ello se precisa flexibilidad y voluntad. No será fácil y pondrá a prueba si los compromisos de entendimiento antes de las elecciones eran pura retórica o existe sentido de Estado.