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El líder socialista, Pedro Sánchez, admitió ayer que la investidura va a ser «compleja y difícil» porque Podemos le exige que cierre cualquier tipo de negociación con Ciudadanos si quiere alcanzar un acuerdo y el PP le insta a decidir entre Rajoy y Pablo Iglesias. Al mismo tiempo, Podemos no apoyará ninguna alianza en la que figure Albert Rivera, con recíproca actitud por parte de Ciudadanos. En estas estamos, con demasiadas líneas rojas y vetos por parte de quienes están llamados a resolver el rompecabezas del próximo Gobierno.

El nuevo tablero político, fruto de las elecciones generales del 20-D, en las que el PSOE ha obtenido el peor resultado de su historia, ha colocado a esta formación frente al reto de lograr los apoyos para que Pedro Sánchez acceda a La Moncloa. Para conseguirlo, debe mantener la iniciativa frente a las tácticas de Podemos.

El proceso será largo y laborioso y, ahora mismo, no hay garantía de éxito. Es preciso rebajar el actual clima de ansiedad si el PSOE quiere culminar con éxito las negociaciones y evitar una nueva convocatoria electoral, en la que tiene mucho que perder. Para resolver la ecuación debe entenderse con Podemos y UP, además de obtener el concurso de nacionalistas e independistas. ¿Podrá cuadrar este enrevesado círculo político?