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El edificio que durante décadas albergó la empresa Muebles Gali, en la zona industrial de Maó, podría haberse convertido en otro «mamotreto», nombre con el que se conocen las construcciones abandonadas de las zonas urbanas. Es la iniciativa privada la que permite dar un nuevo uso a este espacio, ubicado en la entrada a la ciudad desde el Aeropuerto, con el traslado del supermercado Lidl desde su actual emplazamiento. Así se evita el deterioro de la imagen de la ciudad. Contrasta, sin embargo, que justo enfrente se mantenga en pie la mole del antiguo hospital militar, abandonado desde hace años e inmerso en un proceso de deterioro. Este ejemplo puede extrapolarse a muchos municipios de la Isla, que albergan construcciones en ruina en zonas urbanas.

Los Ayuntamientos de la Isla deberían ser más activos para resolver cada caso en que un propietario no mantiene un edificio en condiciones estéticas mínimas, y deberían actuar especialmente cuando se trata de edificaciones públicas, que no son pocas.

El atractivo turístico no se mide solo por la calidad de las playas, sino por la buena imagen de las poblaciones.