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La salida del Reino Unido de la UE genera graves incertidumbres para el futuro económico, político y social de la propia sociedad británica y del resto de los 27 estados que siguen juntos en el proyecto común. Se abre a partir de ahora un proceso inédito en la UE y, además, con uno de sus principales socios. Los mercados dieron ayer, alarmados, los primeros avisos del clima que genera esta nueva situación, que tendrá consecuencias directas en Balears. En Londres, la primera víctima de este seísmo ha sido el premier conservador, David Cameron, que dimitirá en octubre. Resulta paradójico que un referéndum tan relevante haya dado la victoria a los grupos políticos minoritarios que lo reclamaban. El europeísmo ha sucumbido ante el empuje populista, una cierta indolencia y la división interna en los partidos laborista y conservador. El empresariado balear ve con preocupación la deriva de Gran Bretaña, uno de los mercados turísticos más importantes. El desconcierto también afecta a la numerosísima colonia de británicos residentes en las Islas: serán los primeros damnificados. La solución será buscar un nuevo modelo de convivencia que permita que tanto turistas como residentes sean siempre bienvenidos en las Islas.