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Las elecciones del 26 de junio han abierto numerosos interrogantes en la política española. La clara victoria del Partido Popular es insuficiente para garantizar la investidura de Mariano Rajoy, que precisa los apoyos de Ciudadanos y la colaboración de otras fuerzas políticas. El presidente del Gobierno en funciones intenta rentabilizar su ventaja en escaños sobre su principal oponente, el PSOE, pero lejos de la mayoría absoluta. Para una mayoría relativa, en segunda votación, precisa la abstención -al menos parcial- del Grupo Socialista, una opción que Pedro Sánchez explora con sus barones territoriales, entre ellos Francina Armengol.

Rajoy y Sánchez analizan las distintas posibilidades. En un momento marcado por la incertidumbre, la única premisa aceptada consiste en evitar una nueva convocatoria electoral. El resto, un escenario de gestos. Los grupos minoritarios, como ya ocurrió en diciembre, vuelven a tener la llave.

Los resultados del 26-J otorgan mayor ventaja al PP, pero cualquier salida implica una solución temporal para el futuro Ejecutivo central. Mientras, los ciudadanos reclaman salir cuanto ates de este clima de dudas y de inestabilidad.