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La encrucijada en la que se halla el PSOE después del espectáculo registrado en el comité federal del sábado, que se saldó con la dimisión del secretario general, Pedro Sánchez, tendrá consecuencias. Las tesis del PSIB-PSOE, que también ha asumido el PSOE-Menorca, fueron derrotadas, aunque el senador mallorquín Francesc Antich, es uno de los diez miembros de la gestora que dirigirá el partido hasta el próximo congreso.

La inmediatez del desastre –en una votación crucial donde Menorca no participó por la ausencia de Elena Baquero- impide adivinar el rumbo que tomará un Partido Socialista dividido y enfrentado, pero la magnitud del cataclismo traslada a la dirección del PSOE balear la necesidad de resolver un dilema estratégico: sumarse a la corriente mayoritaria, partidaria de evitar unas terceras elecciones generales y, por tanto, facilitar un Gobierno del PP, o seguir apostando por el 'no' a Rajoy, como también hace el PSOE-Menorca.

Ambas fórmulas plantean serios inconvenientes para el futuro político del socialismo en estas islas, con efectos institucionales que no cabe destacar. Así ya lo ha advertido Podemos, aliado externo del Govern del Pacte y socio del gobierno tripartito en el Consell de Menorca. Las decisiones que se adopten en Madrid tendrán repercusiones en la política balear y menorquina.