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En los últimos tres meses han sido tres las aerolínas con implantación en Balears -Air Berlín, Niki y Monarch Airlines- que han quebrado, lo que debilita la conectividad con los principales mercados turísticos emisores: Alemania y Gran Bretaña. Menorca ha quedado durante este invierno sin ruta con Inglaterra, más aislada que nunca.

La caída de Air Berlin y Niki, ambas alemanas, y la británica Monarch ha sido la consecuencia de una mala gestión en un sector muy competitivo, como es el del transporte aéreo. Los intentos por copar el mercado, que ha quedo liberado, no neutralizará los efectos negativos en la oferta de temporada baja. Las anulaciones de reservas y las dificultades para las comunicaciones aéreas confirman la gravedad e impacto de estas quiebras. Solo cabe confiar en que la demanda reactive el aumento de vuelos, decisión que está en manos de las consejos de administración de las compañías. La temporada alta está asegurada, pero la desestacionalización y la actividad en invierno, seriamente comprometidas. Hoy estamos más lejos de Europa que hace unos meses al carecer de aerolíneas y aviones. Una vez más quedamos en manos de las leyes del mercado.