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El director del equipo revisor del Plan Terrritorial Insular aprobado el 2003 que ahora se somete a revisión dirigió ayer su mirada hacia el campo. José María Ezquiaga, que tiene la oportunidad de revisar, quince años después, el documento que definió y fijó los límites del modelo territorial menorquín, aseveró que el campo es un sector productivo de la economía local y que si carece de actividad económica carece de futuro. A pesar de su escasa aportación al PIB menorquín el sector agrícola-ganadero es fundamental para mantener el modelo de ordenación territorial que consagra el PTI.

Ezquiaga fue más lejos al señalar que el paisaje rural, elemento esencial de la Reserva de la Biosfera de Menorca, «no necesita jardineros, sino payeses». Este es uno de los principales retos al que debe dar respuesta el Plan Territorial: facilitar y garantizar la producción en el sector primario, dar nuevas oportunidades a payeses y propietarios de llocs para obtener rentas. En caso contrario, con un PTI que incluye doce categorías de suelo rústico, se acentuará el abandono. Prohibir el alquiler de los edificios con uso vivienda en el campo constituye un error porque estas construcciones se deteriorarán y desaparecerán.