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El arranque de la temporada de este año en Menorca, tarde y mal, y la bajada de reservas para la temporada alta han reabierto el debate sobre el modelo turístico de Menorca, la promoción y la necesidad de ofertar otros productos -más allá del sol y playa- que hagan posible el objetivo de la desestacionalización. El malestar y la preocupación de las organizaciones profesionales del sector turístico de la Isla se ha trasladado al seno del patronato de la Fundació Foment del Turisme Menorca, organismo responsable de la definición y ejecución de las campañas de promoción, competencia que fue transferida al Consell el pasado 1 de abril.

Cuestionada la consellera de Turismo por la oposición -el PP reclama un «pacto de estado alejado de los intereses partidistas»-, el partido al que pertenece Maite Salord defiende su actuación. En este debate complejo, que incluye el incremento de la ecotasa -duplicada en un año- y la recuperación de los destinos competidores es preciso reaccionar y dar respuestas.

Hay que actuar contra todo lo que daña la imagen turística de Menorca y provoca que no sea atractiva. Para ello es preciso recuperar la colaboración público-privada, hoy deteriorada.