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La grave y prolongada interrupción del suministro de energía eléctrica que ha sufrido Menorca ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad y la fragilidad energética de las regiones insulares. Este grave suceso, que ahora debe ser analizado para extraer consecuencias y conclusiones, así como también demandar responsabilidades, se ha visto acentuado por el aislamiento energético de Menorca, motivado por la rotura del cable submarino que le permitía recibir electricidad desde Mallorca.

Hace un año que esta conexión está rota y se desconoce cuándo Red Eléctrica de España habrá instalado otra que, de haber estado operativa, habría minimizado el impacto del gran apagón. Balears ha de apostar por las renovables, pero primero es preciso garantizar el abastecimiento de una energía, la eléctrica, sin la que no se pueden desarrollar las actividades cotidianas. Es preciso recuperar el enlace submarino con Mallorca y también contar con las infraestructuras -redes de baja y alta tensión- que aseguren el suministro a la población. Las inversiones de Endesa en Menorca para instalar redes alternativas de baja tensión fueron rechazadas por su potencial impacto sobre el territorio.