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La excepcional celebración del Consejo de Ministros en Barcelona ha sido el marco propicio para una gestualidad impostada, tanto del Gobierno central como de la Generalitat. Pedro Sánchez y Quim Torra anunciaron la apertura de vías de diálogo para tratar de resolver el conflicto catalán, pero con puntos de partida son antagónicos.

En este contexto hay que situar decisiones-gesto como la anulación del juicio franquista del presidente Companys y dar el nombre de Josep Tarradellas al aeropuerto del Prat. Pedro Sánchez aprobó ayer en Barcelona la subida del salario mínimo a 900 euros y ratificó el aumento de sueldo a los empleados públicos, que ya había sido pactado por el Gobierno Rajoy con los sindicatos.

Estos acuerdos han quedado desdibujadas por los disturbios protagonizados por grupos independentistas radicales. Los CDR (Comités de defensa de la república) colapsaron las carreteras y protagonizaron enfrentamientos con la Policía. Cara y cruz de una jornada que debía marcar un punto de inflexión en las relaciones entre el Estado y Catalunya. El encuentro de Sánchez con Torra constituye el primer paso de un largo y complicado camino para lograr el entendimiento.