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Arranca el 2019 con la cita electoral del 26 mayo que marca el fin del mandato político iniciado en 2015. Empieza el nuevo año con numerosos proyectos e inversiones para Menorca que, a pesar de haber sido anunciados, publicitados y reiteradamente presentados, ni se ejecutan ni se materializan.

No se entienden los retrasos de actuaciones anunciadas en 2017, como la recarga del acuífero de Migjorn con agua depurada, que debía ser una acción pionera, financiada con el Impuesto de Turismo Sostenible, en materia de política de aguas y medioambiental. La mayoría de proyectos con cargo a este impuesto no se ha realizado. Desacuerdos, trámites, informes y gestiones varias demoran las obras de Maó-Alaior, con el futuro de los puentes de Rafal Rubí y L’Argentina que sigue en el aire; la carretera de La Mola, el nuevo colegio de Es Mercadal, la apertura de las cuevas de Cala Blanca, el consorcio del Lazareto, el conservatorio, la escuela de hostelería, el ascensor en el puerto de Maó, la estación de autobuses de Ciutadella, la construcción de viviendas sociales... Los malos estudiantes dejan los deberes para el final, pero después no logran aprobar los exámenes.