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Resulta preocupante el incremento de las agresiones al personal sanitario en Balears, casi 700 durante el 2018, doblando las registradas el año anterior. El aspecto más llamativo de este reiterado comportamiento incívico consiste en que lo protagonizan en numerosas ocasiones turistas ebrios o bajo los efectos de sustancias estupefacientes, aunque también hay residentes que tratan de manera desconsiderada o violenta a los profesionales sanitarios.

Quienes desarrollan su ejercicio profesional en el ámbito de la sanidad deben contar con formación, mediante cursos de autodefensa, para responder a los comportamientos violentos de pacientes y sus familiares. Es preciso garantizar la confianza y trabajar en un clima de respeto y sosiego, lo que implica la recuperación de unos valores cívicos que no deben perderse.

La reforma del Código Penal de 2015, que otorgó la condición de atentado a la autoridad las agresiones a sanitarios y docentes, agravando las penas con hasta cuatro años de cárcel, no ha tenido el efecto disuasorio previsto. Son necesarias otras medidas, con una mayor eficacia, más allá de la autodefensa, ante un lamentable aumento de agresiones que debe ser atajado.