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La ecotasa, aprobada durante el anterior mandato por el Govern del Pacte, ha sido reiteradamente presentada como un instrumento para llevar a cabo inversiones mediante dinero aportado por los visitantes con el objetivo de impulsar un modelo de turismo sostenible. En el ámbito de las formas, quien decide estas inversiones es el Govern que, gracias al voto ponderado, controla y goza de una amplia mayoría en la comisión encargada de valorar los proyectos. Un hecho que ya ha suscitado numerosas protestas.

El análisis de lo poco que se realizado evidencia una preocupante ineficaz gestión, porque en Menorca sólo se ha invertido el 5,3 por ciento de los recursos recaudados con la ecotasa desde que empezó a cobrarse, el 2016. O sea, el 94,7 por ciento de las inversiones siguen pendientes, con datos tan penosos como que en los últimos doce meses no se ha puesto en marcha ni uno solo de los proyectos anunciados y presentados, que después no se llevan a cabo.

Hay casos sangrantes, como la recarga del acuífero de Migjorn con agua depurada, que debía ser una iniciativa piloto en materia de recursos hídricos. Presentada en febrero del 2017, aún no se ha licitado.