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El duro proceso de reestructuración de la banca está teniendo un gran impacto en Balears con más de 500 sucursales que han cerrado y miles de trabajadores afectados por los expedientes de regulación de empleo. Este proceso aún no ha concluido. Estos cambios no deben significar una merma en la calidad del servicio, lo que constituye todo un reto y una exigencia.

Las fusiones de bancos y cajas de ahorros, la imperiosa necesidad de reducir costes y la universalización de la banca digital han provocado este redimensionamiento. Con el cierre de sucursales también van desapareciendo cajeros automáticos, que prestan reconocido servicio a residentes y visitantes.
Todo indica que el sector financiero español está inmerso en una profunda remodelación que implica un cada vez menor contacto personal con los clientes. La ampliación de la cartera de servicios telemáticos, la segmentación de los usuarios para ofertar productos a medida, y una atención especializada son los nuevos vínculos con los que la banca trata de fidelizar a la clientela. Los cambios en el sector bancario continuarán, acentuados por las aplicaciones informáticas, hoy en desarrollo, cuyo uso se irá generalizando.