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Cuando se cumplen diez años del fallecimiento del inversor menorquín Juan Ignacio Balada Llabrés, la Fundación Hesperia -creada por los entonces príncipes de España, don Felipe y doña Letizia- ha vendido uno de los edificios que integran la ‘herencia Balada’. Con esta operación inyecta liquidez a una fundación de ámbito nacional que ha llevado a la recuperación y rehabilitación de la Farmacia Llabrés, sita en Ses Voltes de Ciutadella, que regentó la madre de Juan Ignacio.

Corresponde a la Fundació per a Persones amb Discapacitat de Menorca gestionar durante diez años este edificio, una vez obtenga las autorizaciones administrativas necesarias al ser sede de actividades públicas. Además de la fecha de inauguración -que aún no ha sido fijada- también falta por definir los usos que acogerá.

En el recuerdo de los menorquines queda la figura de un hombre desconocido que adquirió notoriedad nacional al difundirse el contenido de su enigmático testamento.

Una fortuna neta que ascendió a 9,8 millones, que correspondió, al 50 por ciento, a los príncipes de Asturias y a los ocho nietos de los reyes eméritos. J.I. Balada se llevó sus secretos a la tumba.