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Despedimos hoy a Santiago Pons Quintana, un menorquín autodidacta y emprendedor que, gracias a su extraordinaria capacidad de trabajo, intuición comercial y perseverancia, logró consolidar la fábrica que lleva su nombre como un referente señero del calzado de España. Supo hallar la fórmula para abrir los zapatos de Alaior al mundo, iniciando en momentos de extraordinaria dificultad, marcados por la autarquía, el camino hacia la exportación, siendo artífice del gran éxito del calzado menorquín.

Santiago, admirado y valorado a partes iguales por su honestidad, lealtad y bonhomía, ha incorporado su nombre y apellidos con letras de oro a la historia de la industria de Menorca. Ejerció su liderazgo en la empresa que fundó en 1953 y también en numerosas entidades, instituciones y asociaciones de la Isla a las que apoyó generosamente, siempre desde la discreción. Al mismo tiempo preparó con previsión su relevo al frente de la fábrica PQ, que dirigen con acierto sus hijos Santi y Magda. De su experiencia y conocimiento, además de contar ya con la participación de la tercera generación de los Pons Quintana, cabe esperar la continuidad sin sobresaltos.