TW

Hasta el 17 ocasiones el Gobierno central ha rechazado los requerimientos de Balears durante el estado de alarma, distintas propuestas que el Consolat de la Mar consideró que debían ponerse en práctica y que, sin embargo, no se asumieron. Justo es admitir que otras, también de calado, sí que aceptó el mando único de la estrategia contra el coronavirus que encabeza el titular del Ministerio de Sanidad, Salvador Illa.

Las iniciativas económicas han tenido más éxito que las encaminadas a flexibilizar la llegada de turistas a Balears, un sector vital para nuestra economía. Durante estas semanas del estado de alarma se ha constatado la disparidad de pareceres entre el Gobierno y las autonomías, unas divergencias que se hacían patentes tras la reunión dominical del presidente Sánchez; Andalucía, Catalunya, Galicia, Madrid o el País Vasco han dejado constancia de que no había una estrategia compartida con el mando único impuesto desde Madrid. Balears ha optado por una posición más discreta, pero tampoco ha ocultado su particular visión de la evolución de la pandemia y los criterios sobre los que se debía trabajar. Al final la disciplina y lealtad institucional se ha impuesto.