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El cierre precipitado del matadero municipal de Ciutadella, por la renuncia de la empresa Serveis d’Escorxador a continuar, causa numerosos perjuicios a los productores de carne y a quienes la comercializan y, por lo tanto a la economía local. La empresa adopta esta decisión porque el Ayuntamiento no solo le ha dejado de pagar unos incrementos del coste del servicio, que los técnicos municipales consideran irregulares, sino que le descuenta de la factura lo que le había abonado de más. Así, la continuidad económica parece inviable.

La responsabilidad de esta situación recae en el Ayuntamiento. Hace meses que el problema está sobre la mesa y el equipo de gobierno no ha sabido encontrar una solución. Es lógico que no acepte un ultimátum de la empresa, pero ha dispuesto de tiempo suficiente para encontrar alguna salida, aunque sea temporal mientras se prepara un nuevo concurso, un proceso que también se ha demorado de forma excesiva.

Hay que recuperar la actividad del matadero de Ciutadella lo antes posible, mientras se analiza si conviene volver a proyectar un único matadero insular, descartado en su día por su elevado coste.