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La temporada turística de este año en Balears, iniciada tardíamente en julio al concluir el estado de alarma, acabó en fracaso al exigir cuarentenas los países emisores y porque la reapertura de puertos y aeropuertos se hizo de forma precipitada, sin practicar pruebas -PCR o antígenos- para detectar a infectados. Los rebrotes en agosto confirmaron que las cosas no se habían hecho bien y provocaron la segunda oleada de la pandemia, en la que nos hallamos inmersos.

El alto nivel de contagios, acentuado en Balears en Mallorca y Eivissa, impide llevar a cabo una de las acciones anunciada por el Ministerio de Industria y Turismo y el Govern: la apertura de corredores seguros con los países que nutren de visitantes al archipiélago, básicamente Alemania y Gran Bretaña. La situación epidemiológica y elevada tasa de transmisión de la Covid retrasan hasta el 2021 estos corredores. Porque, como se subrayó en la presentación del libro de Joan J. Quetglas «El día después», celebrada ayer en Ciutadella: sin salud no habrá economía. Mientras no se domine la pandemia no empezará la reactivación económica y no habrá turismo. La prioridad sigue siendo la emergencia sanitaria.