TW

Han sido necesarios meses de negociaciones para que el Gobierno central aceptara la puesta en marcha de un control eficaz ante la llegada de pasajeros, en puertos y aeropuertos, nacionales a Balears. Exigir la presentación de una PCR negativa solo a los procedentes del extranjero no resolvía las probabilidades de expansión de los contagios, pero la obstinada oposición del Ministerio de Sanidad ha cedido ante el preocupante incremento de casos en las Islas y el apoyo del Gobierno canario. Hay que darle la bienvenida al cambio de actitud por parte de los responsables estatales, pero también cabe preguntarse cuánto tiempo se ha perdido.

Desde el Govern se había tomado buena nota del efecto que tuvo durante la primera ola el regreso masivo de residentes de las Islas en la Península. Entonces se reclamó por parte de Balears la suspensión de vuelos y la llegada de pasaje, una petición que fue rechazada.

Se ha definido una importante red de laboratorios concertados en la Península para las pruebas PCR a los residentes de manera gratuita. El gesto es importante. Confirma la voluntad de mantener un pulso serio, sin fisuras, riguroso contra la expansión del virus.