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Cuando el turoperador británico Jet2 ya ha retrasado sus vuelos a finales de junio y TUI dirige su mirada hacia agosto, ofertando cambios sin costes en las reservas de finales de mayo a finales de julio, el inicio de la temporada de este año constituye una incógnita. Al mismo tiempo causan asombro las insólitas declaraciones de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, al afirmar que «el hecho de que no se prorrogue el estado de alarma va a suponer un reinicio de los viajes nacionales». Una cosa son los deseos de la señora ministra y otra son las realidades, como confirman desde la Asociación Hotelera de Menorca al explicar que ningún establecimiento ha decidido avanzar su reapertura a mayo. En este contexto de incertidumbre, agudizado por el enorme retraso que acumula la campaña de vacunación, el inicio de la temporada se aplaza a la segunda quincena de junio. A este escenario se añade el fiasco del pasaporte de vacunación. Lo que debía ser un instrumento eficaz de la Unión Europea para salvar el verano turístico se desvanece porque cada estado miembro podrá aplicar las medidas preventivas que crea oportunas. Una temporada hoy en el aire.